Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
A mí, que siempre me gusta recuperar la rutina, confieso que enero me cuesta un poco. Los días de frío se instalan aprovechando las vacaciones y el instituto a la vuelta se presenta inhóspito, helado. Cuesta echarlo a andar en unos días en que sus habitantes andan con la cabeza en otro sitio, asimilando la resaca de tanta reunión, tanta salida, tanta cabalgata, tantos regalos, luces, ruido…
Las noticias no ayudan. Comprobar que continúan los conflictos armados; la campaña americana estadounidense con Donald Trump aprovechando los juicios contra él para presentarse como víctima de una conspiración; la sorpresa de que haciéndolo cada vez consigue más votos a su favor; el anuncio de la necesidad de crear una app capaz de impedir a los menores el acceso a la pornografía una vez que se ha hecho patente que se deseducan en ella incluso niños menores de 12 años; la constatación de que ahí está en parte la causa del aumento del número de agresiones sexuales en adolescentes; la humedad pringosa de esta época del año... Podría seguir para encontrar el origen de la necesidad de recogerme que me asalta estos días. La comparto porque no es una sensación solo personal, sino que encuentro en mi entorno a muchas personas que me manifiestan esta misma especie de desidia, de globo que se deshincha y es difícil volver a inflar. No es mi caso, pero encuentro que es bastante común haber puesto demasiadas expectativas en las fiestas pasadas, en el año nuevo, en la lotería…
Quizás todo este cúmulo de circunstancias hace difícil la vuelta a la normalidad donde todo sigue (felizmente por otra parte) más o menos como se dejó, pero ahora se enfrenta con menos ganas.
Tal vez es necesario dar entrada sin sentimiento de culpa a este estado que se asienta de vez en cuando y que exige una parada, un poco de inactividad antes de volver a conectar con las exigencias e incluso con el disfrute. Yo encuentro estos días un placer especial en calentar una habitación y recogerme en ella con mi música, mi puzle, mis lecturas…
Después de todo, por estos lares enseguida estará de nuevo la primavera llamando a la puerta.
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