El Alambique
Belén Domínguez
El río que nos lleva
El 31 de marzo de 2019, en Madrid, gran manifestación denominada Revuelta de la España Vaciada. Pero aquel año apenas se pudo avanzar, por repetición de elecciones y Gobierno en funciones. Estalló la pandemia en 2020. Aun así, Pedro Sánchez cumplió su promesa electoral y creó la Secretaría General de Reto Demográfico, con un "histórico" del movimiento al frente: Paco Boya, ex senador socialista, que presidió esMontañas (más de dos mil pueblos) y también síndico del Valle de Arán. Hasta los presidentes de Diputación del PP, como Manuel Baltar, creen que es una excelente elección.
Dos años después de aquel 31 de marzo, que ahora quiere ser declarado Día Europeo de la despoblación, a propuesta de los senadores de Teruel Existe, se mira al próximo bienio: o se concretan avances, o las elecciones autonómicas de mayo de 2023 cambiarán el mapa político. Y después las generales, con riesgo de cantonalización.
La España rural sabe que depende de ella misma para no coleccionar más decepciones. Rivera o Iglesias ya defraudaron; y los populistas de Vox están solo a lo ideológico, como los populistas nacionalistas a lo suyo. Véase Cataluña: una década de mal gobierno, pendientes del procés, y más de seis meses sin presidente. Todo bloqueado porque Puigdemont exige que la Generalitat dependa de su Consell de la República. Entretanto, hay decadencia económica y hasta despoblación en el Pirineo catalán; como en la Sierra de Madrid y en toda España.
El lunes pasado, hubo en el Senado un diálogo fructífero, convocado por Next Educación para presentar su Estudio sobre la percepción de avances en el mundo rural, realizado en colaboración con Fundación AXA. Estaban allí plataformas, administración local y entidades como Fademur o FEM Embalses. Enfrente, Pilar Llop, presidenta del Senado, con un comprometido discurso (se notó que antes que magistrada había sido juez en Molina de Aragón y Sigüenza) y el Gobierno, con su vicepresidenta Teresa Ribera. Esto puede cambiar: hay interlocutor transversal -Reto Demográfico- y fondos, hasta 10.000 millones. Pero para proyectos tractores. Absténganse cazadores de subvenciones y vendedores de humo. La clave es construir un territorio rural inteligente y sostenible. Extremadura, Cantabria, Lugo, Orense, Zamora, Teruel y otros territorios ya tienen proyectos transversales. No quieren quedar como provincias subsidiarias de las más desarrolladas: les dieron sus valles para pantanos; les entregan el agua, que tanto necesitan para regadíos; les prestan sus bosques para purificar el aire; y ahora sus prados para energías renovables.
Todo eso necesita una compensación, justa, ordenada y urgente. Soluciones o revuelta, advierten. La España urbana, que va descubriendo que depende de la España rural para su salud -cambio climático y refugio contra pandemias-, además de ser garantía de su alimentación, no puede ignorar un movimiento popular que busca reequilibrar las pronunciadas desigualdades territoriales. Ante el Congreso, el día 31, las plataformas repicaron unas campanas traídas desde Santander. Presidían la escena las campanas mudas del templo de los Jerónimos. Cuando el año que viene, o el otro, repiquen también, al unísono con las de los pueblos, será señal de que esta batalla común se está ganando. Sin duda, mejor soluciones que revuelta.
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