Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Pasó otra Feria, con todos sus buenos momentos. Lugar de encuentro y celebración. Pero la Feria está cambiando, y sin que nos demos cuenta, se están haciendo los dueños los catering. De la Feria recordada por Pepe Mendoza en su vibrante pregón, ya queda poco.
La Feria son los días entre la Velá y su clausura, pero también los prolegómenos, esos días en que se decoran las casetas y se prepara la cocina para que el comer y el beber acompañen a los encuentros de familiares, amigos y compañeros de trabajo.
Si por algo se ha caracterizado siempre la Feria de El Puerto ha sido por ser abierta y por su buen comer. Antes de que se inventaran las rutas gastronómicas, en El Puerto hacíamos la ruta de las casetas para comer pimientos fritos, tortillas y pescaíto frito, y a un precio accesible a todos los bolsillos. No se buscaba la rentabilidad económica de las casetas, en todo caso que cubriera gastos y, en el caso de las casetas de asociaciones, hermandades, sindicatos…, unos beneficios que sirvieran para sufragar parte de su presupuesto. El trabajo gratuito de los miembros de esas entidades -todo el personal de montaje y desmontaje, decoración, cocina y camareros era voluntario-, garantizaba esos beneficios a pesar de los precios económicos. Ya quedan muy pocas; la Gymnástica es un ejemplo meritorio de trabajo voluntario y solidario.
Pero llegaron los catering y la comodidad de dejar la cocina en manos de empresas profesionales, con la consiguiente mercantilización de la Feria.
Cada vez hay más casetas con aspecto de restaurantes: mesas con manteles de tela, sillas con fundas rojas, camareros de uniforme con el logo del catering y reservas para comer. El menú de algunas parece el catering de una boda. Y con unos precios abusivos.
Otras parecen discotecas. El colmo ha sido la caseta de CCOO, la que siempre ha sido la más popular, a la que íbamos a comer bien y barato. Me quedé alucinado cuando me encontré con un antro discotequero. Como ciudadano y como miembro fundador de CCOO de la enseñanza y afiliado durante cuatro décadas, exijo a este sindicato que se disculpe por este insulto a El Puerto, y que dimita al que se le ha ocurrido subcontratar la caseta a una empresa que nada tiene que ver con la Feria. Los principios no se deben vender.
También te puede interesar
Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
Más allá de lo amarillo
Gloriosos
El parqué
Caídas ligeras
Lo último