El Alambique
Alejandro Barragán
Cultura del sucedáneo
Ser o no ser
Los que conformaron la actual plantilla del Cádiz tenía plena confianza en ella. El ex director deportivo, Juan Carlos Cordero, aseguró en su despedida que el Cádiz tenia plantilla para estar entre los diez primeros. Y en aquel momento (con el equipo en undécima posición, tras una victoria, dos empates y una derrota) casi todo el mundo pensaba en que la actual temporada sería una repetición de las dos anteriores. Las jornadas posteriores sembraron una seria duda en buena parte del cadismo, que hasta hade poco menos de tres semanas daba por buena la permanencia este año, aunque para ello hubiera que rezar. Pero el Cádiz, ese equipo de doble personalidad, se ha sobrepuesto a la hecatombe que alguno auguraban y ha resurgido de sus cenizas. Y vuelta al principio. Ahora todo el mundo soñando con aspirar a todo. Y el responsable de todo esto, aparte lógicamente de los que confeccionaron la plantilla, es el que la dirige. Álvaro Cervera ha confiado a muerte en su apuesta y las cosas han empezado a funcionarle cuando más feas se ponían. Y es que las plantillas no valen para nada si no producen resultados. Que se lo digan al Real Madrid de Lopetegui, que media Europa moriría por tener esa plantilla y ya vieron el rendimiento que se le sacó.
Cervera es de ideas fijas, cierto, pero eso tiene una ventaja fundamental, que no es otra que creer a muerte en lo que hace. Y esto es como los que quieren triunfar en el toreo: o se sale por la puerta grande o por la enfermería. El Cádiz ha sufrido varias volteretas y hasta alguna cornada en esta liga, afortunadamente sin consecuencias desastrosas, pero se ha agarrado a los plazos de recuperación cortos y se ha propuesto salir por la puerta grande una temporada más.
El sábado ante el Reus volvió a hacerlo y hoy debuta con picadores en el Coso de los Califas, la ciudad de Manolete. Pues qué quieren que les diga. Que Álvaro Cervera ha vuelto a demostrar que confía en sus jugadores y que tiene mimbres y conocimientos suficientes para volver a hacernos soñar. El entrenador cadista no es ningún filósofo de esto. Más de una vez ha declarado que tiene claro que sabe que su paso por el Cádiz (como en cualquier otro equipo) es temporal y acabará tarde o temprano cuando lleguen los malos resultados de manera seria. Y seguro que lo harán, aunque dios quiera que sea bastante tarde.
Pero mientras tanto, mensaje subliminal del técnico y los suyos para los detractores: déjennos trabajar, que sabemos lo que hacemos. Pues adelante, que el movimiento se demuestra andando. Nunca he sido mucho de entrenadores figuras. Siempre he creído que los entrenadores son tan (o más) importantes en el manejo de vestuarios y egos de futbolistas como en tácticas sobre la cancha. Y para el aficionado, el entrenador bueno es el que consigue buenos resultados. Y por eso Cervera ha sido un dios cuando los conseguía y un matraca cuando no. Nada nuevo. La ley del fútbol. Pero este santo deporte es Ciudad sin Ley. Y hoy, puede haber más guantás sin mano.
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