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Álvaro Romero
Tono alcista
Sabíamos que la Sierra de San Cristóbal era una joya geológica e histórica, pero también lo es ecológica. Hay una interesante fauna superficial, como conejos, erizos, meloncillos o colonias de cernícalos, pero hay otra escondida en sus cuevas canteras. Un reciente estudio de la Universidad del País Vasco y de la Estación Biológica de Doñana-CSIC ha evaluado que la población existente de murciélagos de cueva llega a los 7.000 individuos. Y su silenciosa actividad es de la máxima importancia. Su alimentación incluye especies consideradas plagas o vectores de enfermedades.
En los cinco meses que duró el estudio, la colonia consumió más de tonelada y media de insectos plaga; hasta seis kilos de polillas de la procesionaria del pino al día. En ese periodo consumieron 1.730.000 polillas. ¡Un trabajo impagable!
La cueva donde habitan está protegida e incluida en la Red Natura 2000 de la UE, lo que seguro desconocen el alcalde y el concejal de poco ambiente, que no son conscientes de las joyas de la biodiversidad que hay en el municipio.
Y no son las únicas especies que nos libran de las plagas de insectos. En El Puerto hay varias colonias de vencejos comunes, aves con un comportamiento excepcional, pues pisan tierra sólo para reproducirse. En sus miles de horas de vuelo capturan multitud de insectos voladores, sobre todo mosquitos. Cada vencejo puede capturar más de un millón de mosquitos al año. Un insecticida natural, selectivo, gratuito y muy eficaz.
Los vencejos, golondrinas y aviones vuelven cada primavera desde sus cuarteles de invierno en África. A pesar de que durante la primavera y el verano vuelan constantemente sobre nuestros pueblos y ciudades, mucha gente no se da ni cuenta; hemos perdido la costumbre de mirar al cielo, de día, y de noche.
Lamentablemente, estas beneficiosas aves se encuentran muchas veces con que los lugares donde tenían instalados sus nidos han desaparecido, bien por obras de rehabilitación de edificios, o porque se han terminado los edificios abandonados sin darles una alternativa a las colonias que los habitaban, como fue el caso del hotel inacabado de Puerto Sherry, hoy “suites” de lujo. Los cientos de vencejos que lo habitaban han desaparecido. Ahora hay quien se queja de las plagas de mosquitos.
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