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Que el alcalde de la ciudad, José María González Kichi, mantiene un matrimonio de convivencia con la fuerza política que conforma Ganar Cádiz y que lidera Martín Vila es algo más que asumido por sus votantes y sus contrarios. Pero ese matrimonio a lo largo de estos casi siete años se ha convertido en el Avelino y la Pepa de la política municipal. Vila y Kichi han derivado en esa desternillante pareja de actores que andaba tirándose los trastos a la cabeza continuamente en televisión; colleja por allí, ataque por acá, respuesta de vuelta… una continua pelea en la misma cama de matrimonio que, eso sí, nunca acabó con el divorcio y la separación. Como parece que tampoco ocurrirá con los socios del gobierno gaditano.
La última de las discusiones públicas de este matrimonio de conveniencia pero mal avenido ha tenido a los presupuestos de fondo; unas cuentas elaboradas por el ahora núcleo duro del alcalde supuestamente a espaldas de los cuatro concejales de Ganar Cádiz. Tan alto se quejó Vila de este ninguneo de sus socios como rápidamente ha vuelto sobre sus pasos, alabando los mismos presupuestos que hace unos días no eran los que necesitaba la ciudad y que ahora sí son los ideales para Cádiz.
Cambios drásticos se habrán producido en las cuentas para que de la noche a la mañana hayan pasado en Ganar Cádiz del enfado a la sonrisa, del “no nos vamos a dejar pisotear” a la “buena salud” del equipo de gobierno que este viernes garantizaba la portavoz del gobierno, Lorena Garrón. Cambios que hasta ahora ni Vila, ni Kichi ni la propia Garrón han querido precisar, dejando el interrogante respecto a qué habrá pasado en el documento a la propuesta final que eleve al Pleno que en principio querían convocar la próxima semana.
Ese borrador definitivo servirá de termómetro respecto a la realidad o la pose que hay en esta extraña relación entre Kichi y Ganar Cádiz, entre Avelino y Pepa. El cambio brusco en las partidas económicas o un simple retoque muy puntual permitirá valorar a qué se debe esta nueva pelea pública.
Este matrimonio imposible recuerda también al escenario nacional de Sánchez y Podemos, o de la ministra Yolanda Díaz con su propio partido. Debe ser cuestión de la nueva política este procedimiento de andar tirándose los trastos a la cabeza públicamente para, al mismo tiempos, decir que la unión es sólida y que no pasa nada. "Rara avis", decía el jueves un Martín Vila que tiró de latinazgos para explicar lo que es difícil de comprender, lo que Avelino y Pepa representaban con humor en sus parodias.
Incluso en el momento de mayor flaqueza, ese de hace unos días en el que Vila y los suyos lloraban el trato que recibían de Kichi y los suyos, el pacto entre los dos grupos que gobiernan el Ayuntamiento quedaba fuera de toda duda; porque Vila sabe que necesita a Kichi para seguir haciendo las políticas que viene ejecutando desde hace más de seis años, y porque Kichi necesita la tranquilidad necesaria a un año de las elecciones para buscar una nueva victoria que los mantenga al frente de la gestión, sea con él de alcalde o no. Como Sánchez necesita a Podemos para gobernar el país y Podemos necesita a Sánchez para no perder el poder obtenido con el pacto.
Así que estas Escenas de Matrimonio a la gaditana a la que ya nos han acostumbrado Kichi y Vila podrán tener continuidad en los meses que restan de mandato. Hoy será por los presupuestos, mañana por la ordenanza de terrazas, pasado por el carril bici, o el aparcamiento, o el tráfico de Marianista Cubillo. Pero lo que parece claro es que cada episodio terminará con una sonrisa; que la sangre entre Pepa y Avelino nunca llegó al río.
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