Me di cuenta

21 de marzo 2024 - 06:00

Posiblemente el jueves pasado me di cuenta de por qué nuestra ciudad, por muchas riquezas tradicionales que tenga, muchas veces no perdura en lo que siempre denomino como el ADN portuense.

Como muchos sabéis, soy colaborador de Radio Puerto en el programa 'El Puerto Cofrade' y la semana pasada estuvimos hablando sobre el Santísimo Cristo del Amor y el grupo de fieles que en torno a Él viven su fe y devoción.

Nos sorprendió mucho a todo el equipo y a los invitados que el más joven de la mesa ni siquiera conociese “in situ” al que puede ser el crucificado más imponente que puedas encontrarte en cualquier altar de Andalucía.

El Santísimo Cristo del Amor gozaba en su tiempo de gran devoción en nuestra ciudad. La primera vez que procesionó fue en 1943. El Señor era trasladado por la mañana al templo de San Joaquín y desde allí salía en torno a la una de la tarde, para recorrer diversas calles del Barrio Alto.

Fue ya en 1959 cuando se creó la Asociación Piadosa Cristo del Amor y retomarían sus salidas en las noches de Jueves Santo rumbo al Penal de la Victoria a visitar a los presos. Hay quien dice que al no estar el Señor en calle Larga y el Penal no estar en La Victoria, la Asociación careció de sentido; pero, ¿y la devoción?

Podríamos decir que el Señor lleva sin procesionar casi cincuenta años; estaríamos hablando de unas dos generaciones y ya hay personas que ni han oído hablar de Él.

Cuidado con esto, que yo al menos no lo veo normal. ¿Estamos de acuerdo que en algo estamos fallando? ¿Somos incapaces de hacer perdurar en el tiempo nuestras tradiciones?

Hoy día el Señor se encuentra en La Caridad, en el Convento de las Capuchinas y precisamente hoy, Jueves de Pasión, recién estrenada la primavera se celebra un Viacrucis en torno al Señor. Toda una oportunidad para ti, que estas leyendo esto y te estas dando cuenta de lo mucho que tenemos olvidado al Señor. Ya lo dije en mi Pregón, "Santísimo Cristo del Amor, por tu Puerto Crucificado”.

Tienes la oportunidad de comenzar tu Semana Santa al lado de la devoción que aún recuerdan tus mayores. Continúa tú su historia, la devoción debe quedarse.

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