Enrique Montiel
Esa música
Por fin volvió el campeonato de Minibasket de selecciones autonómicas de la Federación Española a su cita anual en la ciudad de San Fernando. Una vez más, el histórico Fernando Romay pudo ser visto paseando por la zona del ayuntamiento, la Calle Real o el Pabellón del Parque de los patos, aunque ya no haya patos. Como siempre, la Isla abre sus puertas con alegría a jugadores, entrenadores y acompañantes de todos los puntos del país con la alegría y hospitalidad que la caracteriza.
El baloncesto resulta fundamental para la evolución económica, social y deportiva de nuestra ciudad desde hace ya décadas, de la época en que se produjo la anécdota del "muro", con los jovencísimos juniors de oro vistiendo la camiseta roja de la selección: Pau, Navarro, Garbajosa, Felipe Reyes, Rudy o Marc Gasol. Estas leyendas de nuestro deporte y muchas otras echaron los dientes en el pabellón del parque Almirante Laulhé y en el de Bahía Sur. Por este motivo, entre otros, es digno de orgullo que la Federación siga contando con San Fernando como lugar para albergar sus competiciones y concentraciones, aunque la verdad es que no es algo difícil: la ciudad ofrece instalaciones deportivas, logística, plazas hoteleras, gastronomía y, por qué no decirlo, todo lo que un turista pueda necesitar.
Durante estos días de una Semana Santa lluviosa y levantisca gentes de toda España, ataviadas con camisetas repletas de nombres y banderas, recorrerán la ciudad de cabo a rabo, pudiendo ver los cambios acaecidos desde su última visita: el Museo Camarón, la nueva plaza del Rey, el tren-tranvía, el acceso peatonal a la playa de Camposoto, el pabellón Enrique Márquez… Se está convirtiendo San Fernando en un lugar moderno, con encanto, en pleno crecimiento. Sigue faltándole un proyecto baloncestístico común, pero le sobran atractivos y buenos aficionados.
Hoy lunes comenzarán los cuartos de final de un campeonato de ensueño. Estos niños y niñas que juegan hoy en la Isla de León representando a Andalucía, Galicia, Madrid, Murcia, Comunidad Valenciana o Aragón recordarán toda su vida esta competición, que posiblemente será la primera que disputen. Aquí se forjarán amistades eternas, se llorará de pena y de alegría, habrá lesiones, gestas épicas y, espero, grandes raciones de deportividad y valorcesto. Puede que uno o dos de estos chiquillos que lanzarán a canasta esta Semana Santa lluviosa de la Isla lleguen a jugar algún día en las grandes ligas profesionales y, quizás, den el salto a la NBA.
Son por tanto, días mágicos, de ensueño, para los participantes en el campeonato de España de Minibasket. Y por eso todos debemos respetar sus ilusiones, ser deportivos, animar y no insultar, demostrar una vez más que este deporte no es como otros. El objetivo no es solo ya participar, ni mucho menos ganar. Lo que se persigue es ilusionar, que nuestros niños se sientan ídolos, que mejoren, aprendan y se diviertan. Y que lo hagan en San Fernando, una vez más. Auténtico y verdadero talismán del baloncesto español.
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