Enrique Montiel
Esa música
El Enrique Montiel se fue a Galicia por el cumple de su querida suegra centenaria. El Montiel, Don Enrique Montiel, biógrafo de Camarón, poeta, prosista, machadianamente bueno, fue al Ayuntamiento de Ferrol, Concello de Ferrol, a proponerle al Concelleiro de Cultura, la implicación del citado organismo público en el Centenario Berenguer, ya que el íntimo amigo de tantos isleños y reconocido autor había nacido allí por Orden Ministerial. Las emisoras y periódicos también hicieron eco a su noticia y hueco al Centenario manifiesto. Ya dará más frutos…
Vichedes a muller, Leopoldo? “Unha vez tiven un cravo cravado no corazón, eu non me recordó xa si era aquel cravo de ouro, de ferro eu de amor”. En Marea Escorada hay coplas, pensamientos, aforismos en la lengua gallega y sus personajes, dialogan en el pensamiento del protagonista. Personajes que, como en nuestra tradición picaresca, tenían un eco a lo Moby Dick en una playa de Cádiz con reventazón del litoral.
Es novela con la picaresca plomeándola. Con personajes terciarios que eran ídolos en la mar y diablos en tierra. Así de memoria, el Chato, el Pelón, el Triste, el Roque, que perdió un brazo y se lo comieron los celos, el Apostol, gallego que perdió un pie por el bocado de un animal y dijo "que descanse en pez", el Cipriano, arrestado por mear encima de la gente y luego limpiador de excrementos de profesión, Leopoldo el arponero… A que nos suena a Jurre, el vizcaíno del Buscón, quien había olvidado el recorrido de su mano a la boca porque nunca comía. El dómine Cabra, que no usaba retretes, porque si no se comía, no se podía descomer.
La Real Academia de San Romualdo, con su presidente de Benito al frente, nos hizo vivir el acto solemne de la evocación, a través de Susana Berenguer, quien contó sus vivencias del padre. Hasta el día aciago de su óbito. Tanto la catedrática como Delibes hurgaron en la correspondencia, postales, dibujos de Berenguer, un poemario manuscrito de su juventud, con ecos lorquianos y cotilleos variopintos para humanizar al hombre.
Delibes dijo estar seguro de que si se encuestaba a la gente en la calle, casi nadie o nadie conocería la obra de Luis Berenguer, y afirmó que eso es lo que había que solucionar.
Es cierto. Sigo con la picaresca de Marea Escorada, el Teta murió cuando lo atropelló un camión yendo para su casa. Leopoldo el arponero pedía limosna con su cojera a pie en pez, al Pelón, cinco años por robar un borrico, marido de la Augusta, con cuernos como un bauprés, el Triste mató a la novia. Roque se ahorcó…
Un aullido negro, al istrán por la amura, que se descolchó la driza en el motón del palo… ¿Vichedes a muller…Leopoldo? Melguiña te quero tanto, tal noite…
Noites craras de aromas e lúa desde entón, qué tristeza en vos hai… la carne duele en la carne y el recuerdo en el corazón.
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