Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
“De las chorradas más grandes, han salido grandes conciertos”. Esta frase; tal cual, escrita en un grupo de WhatsApp por el director de Maestro Dueñas, puede que sea el secreto del Concierto de Navidad que el pasado 22 de diciembre tuvo lugar en el Teatro Pedro Muñoz Seca.
Dejar crear, dejar imaginar, no está al alcance de cualquier persona en la que recaiga personalmente una responsabilidad tan grande. Y es que, cuando uno trabaja a gusto, y hablo personalmente y seguro como todos mis compañeros, el resultado no podía ser otro.
Llenar el teatro de Navidad, de Ilusión y de Magia era el reto marcado desde un principio. Un reto que poco a poco tomaba forma y personalidad. Los sones de Maestro Dueñas; las voces de la Coral Juvenil de La Salle y la viveza de su director; un piano que nos llegaba de allá donde el Vaporcito se hizo copla; un Heraldo que ahora mismo os escribe; dos buenos amigos de Trebujena en la producción; un presentador con herencia musical, portuense, con apellido de Maestro y como no, un sequito de personas sin las cuales nada hubiese sido posible. Un trabajo de unas 175 personas y todas con el mismo objetivo, hacer magia entre los asistentes al Muñoz Seca.
Hacer arte, cultura y música made in El Puerto es posible y da grandes resultados. Si es verdad, y es demandando por muchísimos portuenses, hacer sola una sesión de este concierto hace que muchas personas se queden sin entradas a escasas horas de ponerlas a la venta. Por lo que se deduce que la música de Maestro Dueñas es reclamada por nuestra ciudad, siendo el único espectáculo que como he dicho antes, en horas, agota el aforo.
No esperéis que os describa como fue el concierto, ya que casi después de una semana, aún no encuentro un adjetivo apropiado para él. Lo que si os puedo decir es que no he vivido en un escenario nada igual, no he vivido nada que me haya envuelto en un ambiente tan mágico. Ver durante la escena la cara de todos, era ver felicidad.
Hemos aprendido que desde la ilusión y con los corazones abiertos como el de un niño, todo es posible. Al final va a ser verdad eso de que el mundo lo mueve el amor.
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