Tribuna Económica
Carmen Pérez
T area para 2025
Hacía tiempo que no íbamos por aquella cafetería que nos gustaba. Nuestro nieto dormía en su sillita y nos sentamos cerca de la puerta para evitar el ruido porque el interior se estaba llenando.
Apenas sentarnos se nos acercó un muchacho. Cómprame algo que no he comido hoy. Parecía verdad. Me acerqué con él a la barra para que eligiera un pastel, pero insistió en algo salado. Pregunté a la camarera. La chica debía de conocerle y se ofreció hacerle unas tostadas de paté o jamón. Susurró: De paté, las de jamón son más caras.
Asentí, la empleada cortó el pan. Me da las gracias mientras impaciente nos dice que sale un momento pero que enseguida vuelve.
Regresé a mi mesa. Sin prisas tomamos café, el niño se despertó y le di su merienda. Al rato vuelvo a acercarme a la barra para pagar y pregunto por el muchacho. -Vendrá cuando se acuerde. Lo hace siempre.
Me explica que va cada día. Que es muy educado, porque a otros que entran no los pueden perder de vista. Que cuando está de buenas o se siente solo le gusta contarle de su vida: veintidós años. Sus padres le metieron en la droga. Ya tenía hijos…
Vuelvo a pensar que no elegimos cuna, ni padres, ni lugar. Que somos privilegiados por poder entender la situación de vulnerabilidad de tantos. Por vivir en paz en un lugar sano, disponer de consultas médicas, mejorar nuestra formación desde cualquier edad o escribir este artículo siendo mujer.
Privilegiados por poder colaborar con la campaña 65: llamada 'El efecto ser humano', de Manos Unidas, empeñada en acabar con el hambre en el mundo.
Desde la Delegación Diocesana de Jerez apadrinaremos cuatro proyectos: Mejorar los servicios del hospital rural al sur del Chad; Formar a mujeres en Eritrea; Educar adolescentes en Iravonandriana (Madagascar) y construir alternativas sostenibles de acceso al agua para 46 comunidades indígenas de san Ildelfonso de Ixtahuacán (Guatemala).
Privilegiados por discernir que si por intereses de algunos países se han deteriorado las selvas y contaminados los mares, también somos “la única especie capaz de cambiar el planeta".
Sin nuestra financiación será imposible conseguirlo.
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