Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Digan lo que digan y se pongan como se pongan, el resultado electoral lleva a una conclusión: los portuenses acudieron a las urnas y decidieron que Germán Beardo (PP) siga gobernando 4 años más, en este caso con mayoría absoluta. Y a una reflexión personal: los demócratas debemos asumir con deportividad los resultados y felicitar al ganador. Es así de sencillo, y quien no lo entienda y comience a tirar por tierra el resultado de las urnas, empieza con mal pie si trata de defender que El Puerto no siga perdiendo.
No seré yo quien me salte la regla de los 100 días de cortesía que se concede a los políticos desde que asumen una nueva responsabilidad. Para criticar lo que ocurra después, esperaré. Así debe ser. Lo contrario es volver a las andadas del “y tu más”, del “que mal lo hicieron”, del “a los que no son de mi cuerda, ni agua”. Se que esto es predicar en el desierto. En democracia tan importante es el fondo como la forma.
Dicho lo cual, pasado ese tiempo razonable para que quien gobierne de El Puerto, comience a dar los primeros pasos, mi postura será exigente. Analizaré por donde discurre la gestión de lo que nos importa y propondré en, su caso, las soluciones que considere. Así deberíamos comportarnos, si contemplamos el futuro de la ciudad. No nos entretengamos en discusiones bizantinas que conducen a nada.
Algunos de ustedes discreparon de los postulados que ahora y siempre señalo en público. Por argumento hay que ser ingenuo “porque a los políticos no los cambia nadie, van a su interés”. Y miren, a pesar que en ocasiones llevaron la razón, cuando se inicia un nuevo mandato surgido de la voluntad popular (las urnas), debemos ser respetuosos, tolerantes y pacientes. Luego, si el programa electoral del ganador o las promesas de la campaña se guardan en un cajón, sería el momento de quejarse, protestar o lo que se les ocurra. Ya vaticinó Lincoln que puedes engañar a todo el mundo algún tiempo, a algunos todo el tiempo, pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.
Empero, soy partidario de proponer, consensuar y resolver. Este sería el único camino que una ciudad como El Puerto debiera recorrer los próximos 4 años. Ningún legado, por injusto, puede venir de la mano del rodillo o la imposición.
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