El parqué
Caídas ligeras
Libre Directo
Rusia es culpable!" fue el grito de guerra -nunca mejor dicho- que el franquismo enarboló en 1941. Y allá se fue una juventud ingenua y enardecida, dispuesta a morir en las heladas llanuras rusas. Otros fueron a hacerse perdonar su pasado rojo. Y también murieron. La España de Franco pagaba, con la sangre de aquellos divisionarios, la fuerte deuda que tenía con Hitler por ayudarle a ganar la Guerra Civil.
Lo que viene a decirnos dos cosas: una, que la Historia se repite. Dos, que una buena capa todo lo tapa. Sí: 76 años después de aquello, la ministra Cospedal, esa humanista, ha rescatado la culpabilidad de Rusia en el asunto del secesionismo catalán. Lo ha dicho en ese tonillo ruin y fétido tan habitual, pero lo ha dicho. Vaya si lo ha dicho…
Hay que entenderla, ahora que lo de Cataluña empezaba a flojear, por saturación, y que Venezuela da ya poco juego (menos por robar, aquí también se mete en la cárcel a políticos), se vale de esa buena capa que trata de tapar las inmundicias de este país que, más que España, debería llamarse "Qué-más-tiene-que-pasar"…
Y mira que la muerte de Chiquito de la Calzada ha venido bien para elaborar titulares, columnas de comentaristas inocuos y minutos de noticiarios de gelatina. Incluso la Casa Real ha dado su pésame. Fíjate que no se sabía nada de la magna casa desde el famoso discurso. Tanta actividad da mareos…
Pero a lo que iba: Rusia es culpable. ¿Qué le importaba Rusia al personal de hace 76 años en España? La gente bastante tenía con sobrevivir en un país devastado por la guerra y sometido a un régimen brutal y miserable. Pero fueron a luchar codo a codo con los nazis, porque aquí alguien decretó que Rusia era la culpable de sus desgracias.
Hoy, avanzado el siglo XXI, todo es más o menos igual: en un país ignorante, empanado entre el Tele5 y el furbo, y con conciencia cívica apenas para boicotear la pizza Tarradellas, la culpa vuelve a ser de Rusia. Fíjate. Y Carmena es una bolchevique peligrosa a la que hay que bloquear y, si se tercia, darle una colleja. Lo del oro de Moscú sólo es cuestión de tiempo: el Gobierno está en todo.
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