The Witcher

Aproveché para ver en solitario esas series que tanto quería ver precisamente en solitario, una de ellas fue 'The Witcher', en Netflix

09 de enero 2023 - 06:00

Hace un año cogí el Covid19. Como ya conocía el protocolo a seguir me encerré en mi dormitorio y guardé cama tres o cuatro días hasta que recuperé el control de mi frente y de mi voz. Mientras tanto, leí lo que pude y, sobre todo, aproveché para ver en solitario esas series que tanto quería ver precisamente en solitario. Una de ellas fue "The Witcher", en Netflix. La había empezado tiempo atrás, cuando salió, pero no entendía nada y la abandoné. Un amigo me explicó que sus saltos temporales respondían a lo escrito por su autor, Andrzej Sapkowski, en "El último deseo", el primero de los volúmenes que integraban la saga de Geralt de Rivia, publicada en España por Alamut Ediciones con maravillosas portadas de Alejandro Colucci. Azuzado por mi colega, le di una segunda oportunidad a la serie protagonizada por Henry Cavill, carismático actor adorado por multitud de seguidoras, que también ha interpretado a Superman y a Sherlock Holmes.

Debo decir que esta historia de fantasía me cautivó. Tras ver las dos temporadas estrenadas hasta el momento (la tercera está al caer) y una película de animación, investigué un poco sobre el fenómeno del brujo mutante con dos espadas y un caballo que siempre se llama Sardinilla (al que elegí como avatar en mi perfil de Netflix). Recordaba haber visto videojuegos sobre Geralt, aunque no los había disfrutado. También cómics, aunque no los había leído. Mi interés por profundizar en la trama me llevó a buscar el primero de los tomos, que me gustó mucho. Luego encontré el resto en la Librería Pérgamo, de Puerto Real, vulnerando al comprarlos ese pacto privado que tengo conmigo mismo por el cual solo adquiero los volúmenes de una saga de uno en uno, para evitar aburrirme de ellos y dejarlos sin leer.

La literatura de Sapkovski no es la más brillante ni la menos anacrónica pero sí es absolutamente fascinante y personalísima. En menos de un año he leído toda su obra sobre Geralt de Rivia, Yennefer de Vengerberg, el bardo Jaskier y la princesa Cirilla de Cintra y he encontrado en ella espadas y brujería, elfos, enanos, dragones, magos y monstruos (vampiros, lobisomes, estriges, etc), pero también ácida crítica social -maravillosamente captada por su traductor, José María Faraldo, que adapta y españoliza el léxico inferior del pueblo llano frente al elevado de la high society de los reinos medievales de Temeria o Redania-, acertadas reflexiones filosóficas y jurídicas, una trama oscura de macropolítica imperialista, compleja y absolutamente creíble, y grandes sumas de cinismo y romanticismo a partes iguales.

Lo más curioso es que la lectura de la saga y el visionado de la serie son complementarios; aportan y suman, más que restan. Probablemente sea así por la influencia del videojuego. Huérfano del brujo de cabellos blancos, volví la vista hacia sus cómics, que beben de libros y juegos por igual. Incluso han hecho uno al estilo anime.

Al final, encerrado en mi habitación, no contagié a mi hija del Covid19, hace ahora un año, pero sí lo hice del amor a "The Witcher". No pudo resistirse a los encantos del brujo Geralt. Ni a los de Henry Cavill, por cierto.

stats