El parqué
Álvaro Romero
Tono alcista
Letras capitulares
Del no al sí en menos de dos horas de reunión. De un futuro más oscuro que incierto, a una hoja de ruta que empieza en diciembre con la firma del convenio y contempla el final en 2026 con la apertura de las puertas como Facultad de Educación. El proyecto universitario de Valcárcel ha vuelto a cobrar vida esta semana, en un giro de los acontecimientos que no deja de sorprender. ¿Qué ha pasado para que ahora se acepte lo que antes se negaba? Varias son las claves que han podido marcar este cambio de rumbo de Valcárcel.
Tirando de cronología, en San Juan de Dios andan convencidos de que el cambio respecto a la situación de Valcárcel empezó a cocinarse el día en que el alcalde anunció que el Ayuntamiento ‘regalaba’ cinco millones de euros para que el proyecto saliera adelante. No debe olvidarse que ese anuncio, en rueda de prensa -una modalidad bastante extraordinaria para José María González, absolutamente alejado de los medios-, se hizo en el mes de junio, apenas tres días antes de las elecciones autonómicas.
Quién sabe si ese anuncio de González tuvo más de intento de pescar votos en favor de Teresa Rodríguez, o si buscaba ser un acicate para que el nuevo gobierno andaluz se viera aún más presionado respecto a Valcárcel. En el entorno de Kichi, desde luego, a día de hoy están convencidos de lo segundo.
A este órdago del alcalde en junio, aportando los primeros cinco millones de euros al proyecto, se une en esas fechas la campaña que lanzó el propio rector de la Universidad, Francisco Piniella, que demandó a todos los partidos políticos que incluyeran el proyecto de Valcárcel en sus programas, manteniendo un encuentro con (casi) todos los representantes de las formaciones con opciones de gobierno en Andalucía. Una de esas reuniones la mantuvo con el hoy consejero de Presidencia, Antonio Sanz, que es otra clave fundamental para entender este cambio de criterio respecto a la facultad de Educación de Cádiz.
Pero sigamos el orden cronológico. Fuera de toda duda está ahora que el cambio de gobierno tras las elecciones del 19 de junio supuso el punto de inflexión respecto a la apuesta autonómica por traer a la capital la facultad de Educación (sin la cual, conviene recordar que el deseado traslado no podría realizarse).
¿Y por qué es clave el nuevo gobierno andaluz si el presidente seguía siendo el mismo (Moreno Bonilla) y el PP seguía estando al frente de la Junta? Pues, en primer lugar, porque ahora el Partido Popular sí gestiona directamente la totalidad del gobierno, y concretamente la consejería de Universidades, que estaba en manos de Ciudadanos. Como también domina ya el área de Justicia, habiendo desenredado en pocas semanas el proyecto de Ciudad de la Justicia que seguía enquistado en el período de Juan Marín. Y en segundo lugar, por el cambio de consejero, del que todas las fuentes consultadas (del Ayuntamiento, de la Universidad y de los propios populares) alaban su capacidad de diálogo, su conocimiento del mundo universitario y su eficacia a la hora de afrontar escenarios como el de Valcárcel.
En ese cambio de gobierno entra también Antonio Sanz, cuya llegada con fuerza a la sombra de Moreno Bonilla se antoja fundamental para el desbloqueo del histórico edificio de La Viña. Su conocimiento de Cádiz puede ser un peso importante en las decisiones que adopte el ejecutivo autonómico, y su visión política difiere bastante del modo de ver y actuar del anterior aparato provincial. Antonio Sanz apoyó Valcárcel en campaña, cambiando la incertidumbre por el sí firme y concreto al proyecto, y a diferencia de otras tantas promesas políticas en este caso se ha cumplido ese posicionamiento.
Vinculado a Sanz, en un escalón inferior en lo que al PP se refiere, muchos sitúan también como pieza clave de Valcárcel a Bruno García, que ha estado peleando en la sombra por el proyecto, especialmente para convencer a los suyos de la idoneidad de apoyar y financiar algo que ciertamente se sale de lo común (porque nadie gasta 44 millones de euros en construir una nueva facultad). Dicen que los cafés de García con el rector de la UCA en el Club de Tenis han sido varios, como numerosas han sido las llamadas a consejeros autonómicos o a la Secretaría General de Universidades, donde el presidente del PP gaditano tiene contactos personales a los que ha recurrido para vender las bonanzas de traer a Cádiz la facultad de Educación.
Y una última clave, la del mismo lunes en que se logró el acuerdo entre las administraciones, puede considerarse la actitud del alcalde y del concejal de Patrimonio (Paco Cano) en Sevilla, donde la reunión se tensionó por momentos y ambos supieron poner paz, mediar y aportar soluciones que derivaron en el sí definitivo de la Junta y el apoyo de la Diputación, el Ayuntamiento y la UCA para hacer realidad Valcárcel. “¿Veis como yo me entiendo perfectamente con el alcalde?”, dicen que llegó a decir el consejero, Gómez Villamandos, al término de una reunión de casi dos horas de duración que cambió el rumbo de Valcárcel.
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