El parqué
Álvaro Romero
Tono alcista
Estamos a una escasa semana de vivir la Feria. Las preferías ya son un eco lejano que han permitido el propio entrenamiento para adaptarnos al rebujito, la bebida reina, destronando al fino. Como un fenómeno que ya se extiende por toda Andalucía, y allá, donde quieren imitarnos, hemos pasado de las ferias refrescadas con finos y manzanillas al consumo masivo del fino adulterado, pero refrescante.
Las noches, las noches van cambiando las sevillanas por el pachangueo, y si hablamos de los momentos, no son pocos los que aprovechan para criticar, de aquí a Sanlúcar las ferias tardías, como si la del año 2022, en nuestra ciudad, sin ir más lejos, hubiera sido en enero.
Lejos de ser un lamento es simple evolución. Los gustos evolucionan y ahora no animan las casetas Imán Califato Independiente, o el grupo Blend. Ya no bebemos Fino Camborio, y el escocés creo que hace ya años que no viene. Tierra Mar y Vino cerró para siempre, todo cambia, y siempre es para mejor. Ahora llenamos la Feria con españoles de ultramar, las mujeres estilizan sus trajes, huyendo de los volantes exagerados, y algunas, vuelven a los trajes tipo Marisol.
Después del rebujito, como antes después del fino, volverán los pelotazos, pero en copas o macetas, en lugar de en vasos de tubo. Seguiremos comiendo turrón caducado a pesar del calor, y alguno volverá a necesitar una tarjeta enganchada a la solapa para volver a casa.
Como hace cincuenta años nos lamentaremos de la eterna juventud, por la que todos pasamos y nos pasamos, criticando que hagan lo mismo que hacíamos nosotros a esa edad. Y en corrillos, criticaremos la música que cierra la Feria, con la diferencia de que la música de hoy no es la misma que la escuchábamos nosotros. Y es que, al fin y al cabo, la Feria no es más que trasladarnos por algunos días a desinhibirnos en un lugar diferente. Da igual si antes o después, y realmente, a quién le importa la portada, a quien la organización, si, al fin y al cabo, lo importante desde hace ya mucho tiempo es el lo que hacemos, dando igual incluso el lugar.
Son las personas con las que compartimos una copa, los amigos a los que vemos, y eso sin olvidarnos de los que al final nos prestan todo eso. La Feria tiene dos caras, las de los que disfrutan y la de los que nos hacen disfrutarla, dos visiones en las que al final lo que realmente importa es que se celebre, y a cada uno por su motivo particular.
En poco menos de una semana volveremos a vivir esos momentos, y al final, cuando acabe, lo único que realmente importará es eso, que se haya vivido con sus ilusiones, sus encuentros, su pedetes lúcidos y sus meteduras de pata, pues de todo, al final, aprenderemos. Llegadas las fechas, solo nos queda una cosa, desear a todos buena Feria, buenos recuerdos, y buenos encuentros.
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