04 de abril 2024 - 06:00

Nadie puede negar, a pesar de que el recuerdo no es el esperado, que esta pasada Semana Santa será recordada por todos nosotros casi toda la vida.

Como cofrade que sabéis que soy, podéis pensar que lo baso todo en la salida o no de las cofradías a la calle y no os lo voy a negar, sí, es lo que más nos gusta; pero muchos podemos decir que es lo que más nos gusta dentro de un año pleno de momentos y vivencias en torno a nuestra semana grande.

Bendita agua, pero qué puñetera. Con los días que está haciendo esta misma semana. Ya lo puse días atrás en mis redes sociales: “Un año que nos da un golpe de realidad, mostrándonos que todos vamos en el mismo barco, mostrándonos lo poco que podemos hacer frente a una adversidad tan necesaria como es el agua”.

Una circunstancia que debemos analizar. Está clarísimo que el fin de la Semana Santa para nada es turístico, aunque sí mueve turismo. Está claro que no es comercial, pero sí agiliza el comercio. Y en ese aspecto, en estos días sí me tocó la sensibilidad un vídeo que podéis encontrar en cualquier red social, de un vendedor ambulante hablando desesperado de la gran pérdida económica que suponía para él esta semana de agua.

Otro factor que he oído muchísimo esta Semana Santa de boca de hermanos mayores cuando anunciaban la suspensión de su estación de penitencia es el de preservar el mejor de los patrimonios que tiene su hermandad, los hermanos, cosa que me alegra bastante y que espero no sea de boquilla para afuera, como pienso particularmente que es el caso de alguno que precisamente no predica con el ejemplo.

En relación a lo anterior, hemos visto en otras localidades también cómo se suspendían salidas algunas horas antes de la prevista, cuando tenían con total seguridad el riesgo de lluvia en la misma. Hecho novedoso, criticado por algunos y aplaudido por otros.

En definitiva, una semana en la que todos hemos aprendido y debemos sacar conclusiones que nos hagan mejorar como personas, como cofrades y como cofradías en la calle.

También, otro año más gracias al trabajo desinteresado de muchos, llega la Semana Santa a los hogares de todos los portuenses.

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