El Alambique
Belén Domínguez
El río que nos lleva
Una de las cosas que me gustan del fin de semana es que, mientras desayuno, en la tele a veces me encuentro programas que no descubriría en otro momento, volcada en algo más “urgente” que hacer. Una charla de la UNED, una entrevista de interés o, como este sábado, el programa Volando voy, de Jesús Calleja, dedicado a Las Alpujarras. La simpatía cercana del presentador sin la molesta condescendencia habitual de otros programas cuando entrevistan a personajes de pueblo, ancianos y niños, consigue sacar a la luz la verdad de personajes anónimos que encierran una sabiduría popular y personal, una manera especial de enfrentar la vida que sana con solo ser oída… Me fascinó la manera de dar protagonismo y confianza a personajes que se detenían a explicar por qué habían elegido aquel lugar para establecerse y cómo habían sido acogidos por aquellas gentes de campo que ya vivían allí. Lugareños, alemanes, australianos, uruguayos, madrileños… comparten cualidades como la tolerancia, el respeto, la alegría, la pasión por vivir la calle y un enfoque vital de cara a la naturaleza... “Esto es un paraíso”, afirma un uruguayo enamorado del cine de Almodóvar porque no tiene villanos, solo gente que a veces acierta y a veces se equivoca. La fuerza y pasión de una chica sin edad ni raíces que se alía con la sabiduría popular de un señor mayor que confía en un futuro que devuelva la vitalidad a una zona en la que falta gente joven. Un profesor de Historia medieval de Granada enamorado de la zona que explica que la mayor herencia que tenemos del paso de la cultura islámica por estas tierras no es La Alhambra sino los paisajes, la manera en que se fueron transformando por la mano del hombre. Terrenos allanados en terrazas para vivir, entornos verdes gracias a soluciones basadas en la naturaleza como las acequias, un tesoro patrimonial ecológico no invasivo que distribuye el agua de Sierra Nevada, y de las que afirma que se pueden rastrear en la zona más de 15.000 km. Y un proyecto fabuloso, recuperar de manera colaborativa una acequia de 3 km, ahora anegada y obstruida, para que vuelva a cumplir su misión.
Refugio y autenticidad que permite atisbar una esperanza para el mundo.
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