Adivinos y profetas

17 de noviembre 2024 - 06:00

No es lo mismo adivinar que profetizar. Aunque tengan materia común, ambos fenómenos nos adelantan el futuro, trabajan en el futuro. La mayoría trabaja en el pasado pues queremos saber realmente qué ocurrió en el pasado, desvelar lo oculto porque el futuro es siempre la muerte, pues se trata del destino común, invariable, completo. Todo lo que hay estará muerto dentro de un tiempo. Quizá porque somos un poco de tiempo, sólo un poco, muy poco. También por eso cuando nos dicen que un valle se formó hace 700 mil años y que la próxima glaciación puede que venga en un millón de años, si lo pensamos bien, nos quedamos mudos, quietos, como insensibles. La batalla perdida. Sí, entre la profecía y la adivinación está el CIS de Tezanos, esta cosa al servicio de los intereses políticos del Gobierno. Y la Aemet, que va casi siempre en serio. Quiero decir que si nos pone en marrón, o en negro o en amarillo o naranja, algo habrá que hacer, en función de esta coloración. Y que no se ha hecho en Valencia con el tiempo suficiente. Por esto digo yo que se podría hacer en cada localidad una especie de gabinete formado por profetas, adivinos, demóscopos y de la Aemet. ¿Hubiéramos evitado lo de Valencia y Albacete? Sobre todo los muertos, los más de 200 muertos que ha provocado la riada que ahora le llaman a la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) o Gota Fría como consecuencias. Se trata de prever y prevenir, sobre todo prevenir. Informando con tiempo suficiente a los vecinos que se suban a las azoteas o a los pisos más altos y hagan lo que puedan en los locales y casas bajas, por si acaso. Pero estamos hablando del ahora, ahora mismo que tenemos a la DANA sobre nuestras cabezas, o acercándose muy deprisa. Este Gabinete debería tener entre sus objetivos lo que convendría hacer para sortear la desgracia. Digo los puentes que saltarán por los aires, las carreteras que se verán cortadas con un tajo, los arroyos que se desbordarán, los lugares que remover para evitar las desgracias. Sobre un mapa hay que poner todo eso. Como sobre el mapa de esta ciudad habría que señalar claramente en donde se ceba la desgracia cuando llega el agua en estas proporciones. Otro capítulo importante es el día después, la llegada del Ejército, los Voluntarios, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la Burocracia que deberá ponerse en marcha enseguida para ayudar a tantos damnificados. Sobre todo cuando comprobamos la sorpresa de que somos un sólo país, una Nación histórica y no 25 o las que algunos quieren que veamos, esta desgracia de organización territorial que sin duda hay que repensar y estudiar de nuevo. Porque ésta no sirve.

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