Agente 202, Persona 10

Despedir a una persona querida siempre es doloroso y muy difícil. Aún más cuando miras hacia atrás y todo es bueno. Pero ya si miras hacia adelante y piensas en todo lo que le quedaba…

Quizás es que desde arriba se ven las cosas de otra forma; quizás es que se ha entendido que su labor aquí abajo ha terminado.

Una labor que evidentemente de lo personal y profesional me gustaría hablar y resaltar la cofrade; donde como decimos, has dejado un gran legado. Un legado cofrade sí, pero cofrade sentimental, de los que enseñan a querer, a sentir y a vivir.

Ya aprendí hace años a entender que la Virgen del Carmen marcaba el sentido de muchas cosas y así mismo Ella decidió que sus trabajaderas fuesen las últimas que tu cerviz acariciase. Llevabas muchos años queriendo estar bajo sus tirabuzones, con los tuyos, con tu gente y así fue. Por eso sabemos que ya estás en el cielo; porque desde ese 16 de julio nuestra Carmela ya te cogió de la mano y no te soltó hasta ponerte en presencia de Dios, pasando también por la caricia de nuestra Patrona Milagros, la cual abrazó tu costal bajo su manto aquel histórico 6 de septiembre.

Si de algo tenemos que sentirnos agradecidos los que nos metemos bajo los faldones en El Puerto es de lo que ha defendido Sergio la figura del costalero. Sin hacerlos protagonistas, pero si haciéndolos necesarios y pidiendo respeto para ellos. ¿Qué culpa tenía de haber formado una familia de costaleros y que ellos mismos lo quisieran como a un padre? Eso no se compra, eso se gana. Eso no viene solo, eso se trabaja. Se trabaja con amor al prójimo y de eso iba sobrado.

La vida nos ha dado este latigazo grande como a tu “Flagelao”, cuando hemos sentido tu partida como en la tarde del Viernes Santo de "Veracruz". Nos han dolido más si cabe todos los “Besos de Judas” que te han dado durante la vida. Y en las palabras de Fray Juan Franco en San Joaquín, te hemos sentido ya “Resucitado”. Como aquel “Pentecostés”, aquí abajo está tu gente, quienes, por tu memoria, difundirán tus formas y todo lo que has sabido enseñar a lo largo de tu vida.

Tuyo es el llamador siempre, amigo Sergio.