Ágora municipal

Andan nuestros concejales discutiendo públicamente acerca de los dineros públicos, a cuenta sobre todo de las luces navideñas. Lo hacen convirtiendo las redes sociales en una especie de pleno municipal permanente donde unos y otros, sin excepción, son jaleados por sus seguidores o criticados por sus detractores. Nada que objetar, que los tiempos cambian y las redes son una especie de ágora tecnológica en la que compartir opiniones y discutir. Otra cosa son las formas, los insultos y los cobardes anónimos, parapetos con los que la gente dice lo que no se atreve con su nombre y apellidos. Por no hablar de esas cuentas creadas con el propósito de esparcir mentiras, a uno y otro lado, y hacer creer que suceden cosas que no son verdad. Lo que siempre se han llamado mentiras y ahora han pasado a ser bulos. Y hay otra categoría, las medias verdades, tan peligrosas y ensidiosas como una mentira.