Aguas limpias

El Alambique

26 de marzo 2025 - 07:00

Si algo caracteriza a esta ciudad es su clima, un clima sin excesos, con calor soportable en verano y fácilmente contrarrestable y frio en invierno, demasiado húmedo, pero relativamente sano. El otoño es agradable, con abrigados paseos por la orilla del mar, que se vuelven imprescindibles en primavera. Sin embargo, después de casi un mes con incesantes lluvias, uno se pregunta si el sol volverá a brillar.

Muchos pensaran en el cambio climático, en el fin del mundo, en el mas absoluto caos, pero yo pienso en lo poco adaptados que estamos a un entorno tan lluvioso. Curiosament nuestro río absorbe todo lo que le cae del cielo, no hemos sufrido ver las arquetas volando por los cielos, ni ríos de agua corriendo calle Luna abajo. La ibera se ha librado de las inundaciones de las que nunca se libra, de momento, y la ciudad, curiosamente, registra pocas incidencias, más allá del mal carácter que dejan tantos días grises. Demasiada agua, pero limpia, como limpia los restos de papelillos, y, sin embargo, a pesar del aguacero, el Vapor sigue aguantando.

En estos días me acerco, y cada día lo noto mas hundido en su propia miseria, la pregunta ahora sería qué hacer con él, porque si se hace lo que todos pensamos, que es desmantelar lo poco que queda de él, evitando peligros e imágenes ruinosas, tendríamos la excusa perfecta para un nuevo caso de corrupción, como cuando se autorizó el derribo de aquella ruinosa y vergonzosa corrala, espalda de un magnifico edificio, pero sirvió de excusa para acusar a alguien del mas vil de los delitos.

Esta agua quizás sirva para limpiar sus restos, poco a poco, porque no me cabe duda de que cuando brille el sol y sus podridas cuadernas se sequen, lo poco que queda de él colapsará, dejando a unos sin caso, y otros sin la vergüenza de no saber qué hacer. Quizás esta agua limpie mucho más y se lleve, rio abajo, todo lo que nos sobra en esta ciudad, aunque supongo que teniendo en cuenta las ideas de unos y de otros, El Puerto se quedará vacío, pues nadie nos libramos de ser objeto de ese deseo de desaparecer.

Esperemos que finalmente cesen las lluvias y terminen, como hasta ahora, sin tener que lamentar desgracias materiales ni personales de envergadura, pues seguro que algún rastro maligno dejan a su paso. Ojalá vuelva a brillar el sol, la primavera sea lo que tiene que ser, y finalmente todo vuelva a ser como siempre, menos el triste Vapor, a quien esperó el tiempo, y los elementos hagan el sucio trabajo de quienes no quieren o no pueden hacerlo.

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