Ahora sí, feliz Navidad

Náufrago en la isla

23 de diciembre 2024 - 06:00

Sí, ahora sí, Feliz Navidad. Digamos que ya han sonado para mí las campanas que anuncian la fiesta. Porque ya han cantado el Gordo los niños de San Ildefonso, y sobre todo ya he vuelto de casa de mi superviviente madre con el plato de tortas rebosantes de miel y, por lo mismo, ya me ha surgido solo el primer villancico espontáneamente. Y porque (será por eso) ya es la fecha. Ahora sí, no hace un mes, porque la Navidad no empieza cuando lo diga Ximénez Iluminación, por muchas luces que enciendan los alcaldes.

Y ahora, olviden todo lo escrito en el primer párrafo, si han llegado a leerlo. Porque estoy hablando de unas fiestas navideñas ya muertas y apenas recordadas por una pequeña parte de la población, esa misma que tenía bastante con los escasos días que transcurrían desde la Nochebuena a la Noche de Reyes, apenas dos semanas que llegaban para albergar esos mismos sentimientos proclamados y estirados ahora durante un mes como la miel de las tortas de mi madre. Sólo las mentes y los cuerpos jóvenes, o que no han envejecido, pueden soportar cuarenta días en los que resuenan con alegría los cánticos de mi tierra, los burros, sabaneros o no, van hacia Belén y los peces se emborrachan de tanto beber en el río.

En el fondo, los envidio, porque en su eterna juventud pueden degustar cada día, y sin empacharse, toneladas de dulzonas canciones y eslóganes que hablan de amor, magia e ilusión obligatorios en estas fechas. Me gustaría también apreciar como buen gesto que los artistas más insospechados, con pasado y presente más bien de ‘grinch’, publiquen discos con temas exclusivamente navideños al modo anglosajón. Pero no me sale.

Sin embargo, y pese a mi escepticismo impenitente y casi militante, cada vez más inmune a los falsos mensajes de amor, la Navidad siempre llega para mí en estos días. No sé, algo tendrá cuando la bendicen. O será que no hay coraza sentimental que no puedan abrir las tortas de mi madre.

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