Manuel Amaya Zulueta

Amarillo infinito

El pálpito amarillo

17 de febrero 2025 - 03:04

Apesar del pésimo arbitraje, a pesar de ser el contario leader, a pesar de las patadas a nuestro Pelé marbellí, a pesar de todos los pesares, la liga se pone de amarillo. Es el color de moda, el color del pánico (para los demás), el amarillo infinito. Todos alrededor de la mesa camilla, el “calentito” a tope, el Madrid ya examinado, el cafelito. “He comprado esta cajita de polvorones de Estepa, son de almendra, ¿a que es monísima la cajita?” Es verdad, la bombonera muestra una escena que parece sacada de la pintura costumbrista andaluza del XIX. Aprovechando los restillos navideños de los súperes, mi santa la goza. “Déjate del Atlético de Madrid, que va a empezar el Cadi, que es a la misma hora”. ¿Qué estará viendo mi amigo Enrique, el Cadi o su Aleti madrileño?, me pregunto. “El Cadi gana seguro”, dejo caer sin ningún temor. La familia no parece tan convencida. Yo estoy seguro de que el amarillo va a arrasar, porque pienso que el equipo más en forma de Segunda es el mío. Créame lector eximio, que no me tiro ningún pegote. Pa qué. Tontería. O tontera como le gustaba decir a Luis Berenguer, el novelista marino de la Isla. Mi fe en la victoria empieza a calentar a la family; mas parecen aún pelín escépticos. Máxime cuando comprobamos cómo el primero se ha apoderado de la bola y nos está okupando el piso. “Qué fea resulta esa K”, mi santa chica. Pero toda esa farfolla (cuidado con la palabra, no se hagan ilusiones) se va al garete cuando Onti se busca-busca el hueco y la pega al palo del portero, que empieza a vivir en el primero izquierda. Este niño es un monstruo. Qué peazo fichaje, pisha. Cuando aciertas, lo difundimos a la rosa de los vientos, sin tapujos. Y alegres. Vergüenza torera obliga. Por favor, Urtasun, no me denuncies por delito de odio o por cualquier chorrada de la silenciosa dictadurita en la que navegamos al socaire de Juntos por Cataluña.

Onti, yo ya no sé qué exponer de ti. Te invito a una cerveza, cohone. Donde quieras. Te he dedicado un artículo hace poco. Ya sólo me queda hacer como Alberti con Platko el “Oso húngaro”, portero del Barça, años veinte, o sea, hacerte en poema guapo. Qué bien le pega a la pelota este niño, Dios. No hay tantos peloteros que la toquen tan bien. Alguno de los muy, muy grandes, sí. Hablo de Messi, de Puskas, de Mágico…

Capítulo especial para el grande de San Pepe del Valle. Partidazo, oé. Gol, oportunidades fallidas. Eso sólo les ocurre a los buenos, a los que encaran al portero, Cris. Normal, a nadie le entra todo. Terror mágico en la zaga verde, las gradas tiemblan una y otra vez en el mejor partido del grandote. Mi hija: “Es muy bueno, papá. Es que estaba falto de moral”. Y creo que lleva razón. Infinitamente mejor que Fedz, Garitano, ponte en antecedentes. Lleva ya siete goles, ¿no? Aunque te rindo homenaje, Gari, pues has hecho un equipo de preprimera. Y desde aquí te aplaudo, pues van cinco victorias y cuatro empates, a pesar de habernos pitado en contra un chorro de penaltis, de recibir expulsiones a porrillo y otras perversidades judiciales, quiero creer que más debidas a falta de calidad arbitral, que a deliberados desfalcos. Si en Primera son malillos, en Segunda ya ni te cuento. Cuando metió el Casiglorioso el cuarto gol, lo anula, sin respetar una de las nomas más sagradas del arbitraje, como es la popular “ley de la ventaja”, porque el bravo defensa Matos, vivo como el rayo, la mató. Un golazo completamente legal. Lo tranquilo que me hubiera yo comido los boquerones que sobraron del almuerzo con el cuarto en el marcador.

Gari ha cerrado la defensa, aunque no puede evitar que el Cartagena le meta dos… de penalti. Gari ha reinventado al Monstruo y no sé cómo ha compuesto un equipo que golea al más pintado: Tres al primero; tres al segundo, léase Mirandés y Santander. Resucita al técnico Fernández, Álex, claro, que ha pasado de ser una sombra a volver al pelotero fino y elegante de aquel Castilla de ensueño, y, para colmo no falla un penal. Y sobre todo, por encima de todo, Gari tiene fe en el equipo y en él. No siempre es así. No están lejos los días en que el entrenador no poseía ni ésta ni aquella virtud. Enhorabuena, garigaditano de Derio. Lástima no hubieses venido antes, porque estaríamos los primeros. Gaditas, arriba, que aún podemos soñar con el ascenso.

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