Tercer recorte de la Fed en 2024
Amigos monstruos
Náufrago en la isla
A menos que los miles de brujas que visitarán esta semana San Fernando armen un hechizo en mi contra, creo que me volveré a perder todos los 'eventos' (vaya palabrita) de Halloween, de nuevo. Sigo sin verme vistiendo andrajos y simulando andares de zombi, y tengo la suerte de no tener nietos a los que llevar de la mano a no asustarse de ninguno de los monstruos que, en mi lejana infancia, me hacían perder el sueño y guarecerme bajo la manta, que aún me hacen estremecerme si me da por ver una buena película de miedo.
Lo de los engendros debe de ser verdad porque se están extendiendo por toda la Isla y por el calendario otoñal. Antes los sabía lejanos, pero este año, la programación del Ayuntamiento los está acercando a mi barrio, que hasta ahora no conocía más horrores que los de algunos vecinos extrañamente idiotas. Como una versión millenial de los ultracuerpos de aquella terrorífica película de finales de los años 70, los 'festejos del miedo' que empezaron en una urbanización del extrarradio se están extendiendo por toda la ciudad, ya alcanzan a sus cuatro puntos cardinales, y durante unos días, La Isla dejará en pañales a Hawkins, esa ciudad americana de la serie 'Stranger Things'.
Creo que ya he dicho alguna vez que ni en mis peores pesadillas juveniles de los viernes 13 soñé que mi pueblo iba a aspirar a convertirse en la capital nacional de una fiesta venida de fuera e inoculada en nuestras mentes a través de películas y series. Mucho menos el entusiasmo con el que el Ayuntamiento socialista se iba a entregar a su promoción como insospechada fuente de riqueza y de inspiración progresista, de tal manera que esta costumbre sajona marca un antes y un después en la historia de la ciudad: el momento en que Tosantos se convirtió en Tosmonstruos.
No cabe duda de que este empeño viene de la necesidad que el pueblo tiene de divertirse, escaso como está de distracciones, ya que si descontamos los próximos treinta días de celebraciones navideñas, las dos semanas de Carnaval, la larga Semana Santa, las otras dos semanas de Feria, los tres meses de verano llenos de convocatorias festivas, su pico de Rocío, los picoteos de jolgorio de la feria de la tapa, las celebraciones alrededor del 24 de septiembre y el Cerro, nuestra gente no tiene cómo divertirse. Bienvenidos pues los simpáticos y tan isleños monstruos.
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