Por Amor

El Alambique

23 de enero 2025 - 07:00

No creo en las casualidades y si precisamente me toca publicar artículo el día de hoy, muchísimo menos.

Día a día, vamos escribiendo capítulos en el libro que cada uno, va creando de su propia vida.

Una de las cosas más importantes que podemos tener las personas es, de vez en cuando, mirar atrás y saber de dónde venimos.

Precisamente eso le ha pasado a éste que os escribe al ver que le tocaba Alambique hoy 23 de enero. A simple vista, una fecha normal, pero que, sin darnos cuenta, marcó en una generación de portuenses el transcurso de toda su juventud.

Un 23 de enero de 1995, hace hoy mismo treinta años, se fundaba la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo del Amor. En sus filas, jóvenes enamorados de los sones Cigarreros con los que comenzó su andadura. En sus filas, jóvenes dispuestos a entregar su tiempo para hacer lo que finalmente fue, el referente musical de la provincia de Cádiz en el estilo de las Cornetas y Tambores.

Fui componente de la misma durante un lustro; quince años duraron sus sones y me atrevería a decir que muy pocos de los que nos pusimos ese uniforme de gala, fuimos conscientes esos años, de lo privilegiados que fuimos estando donde estábamos y viviendo lo que estábamos viviendo.

Hoy en día, que lo tenemos todo a la mano; que vivimos en la sociedad de la inmediatez; en la de los planes de futuro a corto plazo y las mil ocupaciones que tenemos; sería impensable abarcar un proyecto como aquel.

Yo que era un niño de apenas 11 años, me sentía como la parte más ínfima de un gran, pero noble gigante de metales dorados y plateados, que, en las frías noches portuenses, hacía atravesar por cada poro de nuestra piel, sus sones de cornetas y sus redobles de tambor.

Era un gigante y no lo sabíamos; o al menos no éramos conscientes. Hacíamos lo que nos gustaba y gustaba lo que hacíamos.

De ser referente en la provincia, pasó a ser el alimento musical del que se nutrió la misma para hacerse grande.

Un proyecto que tuvo tanto sabor a Puerto, que el propio Puerto caníbal lo devoró; como tantas cosas.

Ojalá pudiésemos celebrar tu XXX Aniversario oyendo tus sones.

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