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Algo nos pasa para que algo tan elemental como reponer la arena de la playa de Camposoto haya subido a los periódicos. La última temporada hubo de convivirse con las islas de fango y las calvas por falta de arenas. ¿Las razones? Mejor no mencionarlas, estas cosas afectan a la salud. Mental y la otra. Pues bien, alguien ha autorizado –u ordenado– que se reponga la arena, y se va a reponer o se ha repuesto ya. Ya digo, es de los asuntos que entran dentro del cuerpo y afectan la tensión y los pensamientos desaconsejados. Porque la verdad es que un espacio de la localidad mirado con cariño por la alcaldesa, la playa de Camposoto, se ha desarrollado hasta donde se ha podido, quiero pensar. Digo que se han aumentado los aparcamientos y otros servicios, la playa tiene un gran aspecto, siendo una playa virgen, que exige determinadas condiciones y actuaciones.
Se termina marzo, este mes de lluvias y desgracias, y viene abril como anuncio de los días del verano. Digo este sol, este aire limpio cada vez menos húmedo, estos días más largos. Y una de las cosas que hay que hacer, como poner la tribuna de las procesiones, es acercarse a la playa y mirar bien todo lo que se necesita para que esté en perfecto estado de revista cuando lleguen los días azules, las mañanas de sol y el oleaje dulce que muere en las orillas. Camposoto, que llegó a la ciudad como fruta madura, como otros tesoros que escondía la ciudad tras las alambradas y los puestos de vigilancia militar, revertió a la soberanía originaria. Solo que la Demarcación de Costas y la Junta de Andalucía son quienes disponen. Por ejemplo lo de la arena. Así que, nuestra gratitud, Demarcación de Costas, nuestra gratitud Junta de Andalucía, quien quiera que seas. Se va a dragar Sancti-Petri y esa arena se echará sobre los pedregales, sobre los fangales, sobre la estampa fea de una playa maravillosa. Será lo primero que vean los miles y miles de bañistas, que la playa sigue siendo la playa única del litoral, esa línea que baja hacia Gibraltar para hacer de la provincia el sitio exacto de la dicha, con más de cien kilómetros de playas, recodos, calas, pinares salados y casas encaramadas o cercanas a la pleamar, hoteles de lujo, campos de golf, terrazas, noches de expansión y el conjunto de todo lo que nos puso en el mundo para que el mundo se allegara hasta aquí, en espera del gozo, de la paz, del descanso, del sol y de los días interminables.
Lo de la arena va a ser solucionado, queda mucho todavía, yo no sé lo qué pero ocurre siempre. Algo es algo, por muy importante que fuera esa superficie con calvas, con fangos, con piedras que mejor olvidar.
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