Manuel Amaya Zulueta

Los baños son blancos

Más allá de lo amarillo

21 de febrero 2025 - 03:04

Detoda la vida los baños han sido blancos. Te quitabas la roña en un baño, o bañera, blancos. Más tarde los empezaron a hacer de colores, celeste, rosa, cositas así. Pero los baños han vuelto a ser blancos. Porque eso es lo que le ha dado el Real a los de Mánchester: un par de baños. No sé si se expresará así en el resto de España; pero en la Tacita de Oro futbolera un baño se traduce por una derrota magna. Y eso es lo que vimos en la tele: un baño blanco. Uno, no, dos, allí y aquí, aunque el del Bernabéu, especialmente en la primera mitad, fue de órdago. El francés, el hijo de la Mary, se desató y cascó tres chicharros en la joroba británica. Partido colosal de Embapé, la Tortue, para los de la Tour Eiffel y les Champs Elysées. Desde luego la colaboración de la feble defensa mancuniana ayudó bastante al ahora delantero centro. Hay que ver cómo defienden/no defienden la bola en el primer gol. Tanto que se señaló al culpable, Stones, con la ducha en el minuto siete de partido, qué vergüenza. El chico salió medio llorando. Menudo palo del coach catalán. Otro baño fue el que le dio el galo al lenguaraz Vinicius, sin duda celoso ante la proeza del otro. Le ha comío la tostá, señaló uno de la calle Trinidad en el bareto de turno. Porque Embapé ha arrasado, ha cuajado definitivamente, ha vuelto a ser el que era en Francia, y eso que lo pusieron a contramano, obligándolo Ancelotti a jugar por dentro, de nueve total. Y es que los grandes juegan en cualquier parte.

No puedo dejar de hablar del City, porque los sky blue ya no son lo que eran. Aquel equipo sincronizado que dejaba a los contrarios solamente mirar la bola, ya no existe. Arruinado en la liga inglesa, se veía que sería presa fácil. La razón, como tantas veces acaece en el mundo del fútbol, no hay quien la sepa. Pasa siempre. Quizá que a Guardiola le estén haciendo la cama por razones turbias que servidor desconoce. Quizá el equipo se ha hecho (parcialmente) viejo. Es difícil siempre hallar razones para la debacle de un campeón. Lo que surte innegable es que Guardiola ha perdido la brújula, descarriado y entrañado en un concepto futbolístico hoy caduco, aburridísimo. Fue Cruyff quien empezó diciendo que la mejor manera de que no te metan gol es tener la pelota, que el rival no la huela. Y es verdad. Pero nunca apostó por un fútbol cansino, de parabrisas de automóvil, de derecha a izquierda, y no de atrás hacia delante. Y no será porque no se aprietan el bolsillo. Tanto el Paris Saint-Germain como los celestes, tienen los caudales por condena. Que quiero a Haaland, toma. Que quiero a éste del Eintrach de Frankfort, toma. Lo extraño será que después de este remojo no cesen al rector, porque tiene muy mala pinta este cíclope derrumbado.

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