La Carpa o el infierno de Dante

23 de febrero 2025 - 03:07

Ya está aquí. Como cada año, el mamotreto del pecado crece en nuestras entrañas. La Carpa, ese templo pecaminoso que bien pudiera ocupar un círculo del Infierno de La Divina Comedia, es un invento del demonio. Recuerdo que los elegantes Bailes del Falla, donde (Dios me libre) nunca puse un pie pero al menos tenían otro empaque, fueron sustituidos primero por una aberración a la que llamaron el Palacio Azul, allá por la plaza de Toros, pero, sucesivamente, esa estructura metálica sin ningún atractivo arquitectónico, se ha convertido en un churrete gordo. Me dice mi sobrino Anselmo, cuántos disgustos me estoy llevando con este niño, que ya ni siquiera hay orquestas, y que el chunda chunda se ha apropiado de todo. Que, además, parece que los asistentes tienen angurria crónica, a tenor de las impenitentes colas que se forman delante de los cuartos de baño. Es más, asegura que debe haber un virus más contagioso que el covid dichoso, porque la mayoría de los que entran en los baños salen sorbiérdose los mocos. Qué asquerosos. Me parece que los únicos que han demostrado su señorío han sido los estibadores de nuestros muelles, que han puesto pie en pared y amenazado con una huelga si colocaban tamaño adefesio en sus dominios. Muy bien, como si fueran Marlon Brando en La Ley del Silencio. Con los portuarios no hay quien pueda. Qué me gustaba a mí de mocita el Brando. Ese sí que era un hombre guapo, y no el Bienvenido este.

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