El Alambique
Juan Clavero
Negacionistas e incompetentes
Más allá de lo amarillo
Lachampions, la Champions, oh, qué maravilla la Champions. Los cuatro equipos españoles… Me pregunto si los gerundenses se sienten así, españoles de España, por ejemplo, como el estupendo, el bajito de Martes y Trece, Millán no sé qué, se autoproclamó y confesó, como buen católico, en una inolvidable chanzoneta: “Maricón de España”. Bueno, vayamos al grano. Y a la pava, a la que hay que echarle azuquita, canelita y clavo.
BEn primer lugar, hay que hacer genuflexión y poner velas a San Flick, (orden del gobierno semiextinto) que tiene, no sólo a España, sino a la Europa balompédica (no la de la Línea, no ésa, no) en un puño. Y goleada, muy goleadita. Y asombrada. Oh, gran santo este gordito sin afeitar. Menudos zurriagazos a los potentados de Baviera (4-1) a los del viejo chaleco con botoncitos delanteros (0-4), y, finalmente, a ese Maracaná de cafetín burlesco (2-5). Llamo santo a Hansi Flick (suena a insecticida de mi infancia) porque ha hecho prodigios. Sea usted del honorable Barbate C.F. o del equipo de Flor, o del del alocado Simeone, tendrá que admitir que hacer buenísimos de la noche a la mañana a un amortajado Rafiña, a un raquítico Lewy, que el año pasado creo que metió la pobre cifra de 23 chícharos y que ya va, en octubre por 17, a un invisible Casadó, que lo conocían en su house a la hora de manger, a un adolescente de 17 tacos, Cubarsí (que manía con las agudas tiene el catalán), que se parte la cara, literalmente, por su equipo, una nueva versión de Puyol. ¿Se acuerdan? Un córner sudafricano, un cabezazo feroz y… directos a la final del primer campeonato del mundo que gana España. El segundo está muy, muy próximo. A la vuelta de la esquina de Cibeles con Alcalá.
Al chaleco del bueno y educado Ancelotti le achacaba yo también poderes milagrosos. Porque el Real ganaba Champions con la punta del… borceguí, año va año viene, un rosario de copas se iban apilando en la sala del Bernabéu. Un inciso: tiene cojones que el campo del Madrid tenga apellido catalá, como les gusta a los del “país chiquitito allá arriba” ,expresó un poco eufemísticamente, el Calvo brujo del City.
Yo creo que dije (o al menos, pensé para mis entretelas y confesé a mis hermanos e hija) en este noble Diario de la Tacita de Oro, que Embapé, así, a la española, traería más trastorno que goce al mundo merengón, como dice la Agraso. Y no me he equivocado hasta hoy, viernes de octubre de 2024. Pero, Flor, picha, otra vez vas a cometer el error de lo de los “galácticos”. Vaya hipérbole. Flor es como un nuevo rico que conocí, y que luego fue alcalde de un pueblo gaditano, que cuando iba a comprar una lavadora decía al dependiente de aquellos grandes almacenes: “La más cara”, pagaba y entregaba una tarjeta de visita con su dirección para el envío. De nuevo ha ido cortando rosas negras a lo loco. Ya saben, Vinicio, Rodrigo, con su carita del San Martín de Porres de la iglesia dela Patrona, la Galeona, Embapé, Endrip, Tchouamení, Cama, Mandi, Rüdiguer o Rúdiguer, Mandi, etc. Y resulta que del parto del extremo izquierdo le salen trillizos. El buenazo del chaleco sempiterno le dice a su mujer antes de apagar la pera de la luz: “Y qué hago con tres extremos que, además, juegan todos por la izquierda”. Pues eso, embarullarse. Decidió situar a La Tortue de nueve. Bueno, pa ganarle al Celta, vale. Luego, como no le gusta lo que ve, el francés a la gauche (izquierda) y Vinicio de 9. Tampoco. Entre tanto, el sutil Rodrigo ve la tele en color. Y se siente maltratado. Y con razón. Más fichajes fallidos de Flor: Ese medio centro que vino a sustituir al excelente y leñero brasilata (Casemiro y no veo) con peinado que recuerda al birrete de los viejos clérigos de mi infancia. Suena a chumino su nombre: Tchouamení, Ochenta kilos. Toma ya. Donde hay se luce. El ex del Mónaco ni corta, ni crea. Dicen que prefiere jugar de central. Teniendo al avispado Camavinga, yo no dudaría en empaquetarlo y venderlo al Chelsea, que es el que peor ficha de Europa y países satélites. En cuanto a Valverde es un atleta que juega más o menos a la pelota, pero que no puede hacerlo de extremo derecho, Carlitos, que hasta su mujer lo ha escrito en redes sociales. En cuanto a Bellingham, que en los primeros meses parecía el mejor centrocampista del mundo, se ha apagado como una velita en una tarta de cumpleaños. Y no me alegro, porque soy fans de él. Es un jugador, rara avis, que conjuga un físico envidiable con una clase y una llegada a gol excepcionales. Pero vuelve el problema Embapé. Cuando el inglés intenta penetrar en el área se encuentra que Vinicio y la Tortue, no dejan hueco. Así, que, el mejor, se frustra. Para terminar, la defensa. Militao es casi nada cuando juega contra grandes delanteras y el hombre cuya negra mirada le daba pavor a Neymar, Rúdiguer, se siente impotente para achicar agua del bote, porque con Mandi que no cuenten, ése nunca ha sobrepasado a nuestro Pacha Espino. Ni chicha ni limoná. Los porteros son buenos, Ahí acertaste, querido Flor. (Continuará)
También te puede interesar
El Alambique
Juan Clavero
Negacionistas e incompetentes
La Corredera
Imaginado lo imposible ...
Valencia: además, catástrofe comunicacional
El parqué
Álvaro Romero
Ascensos en Europa
Lo último