Charloteo

El Alambique

29 de junio 2024 - 07:00

Las tertulias desenfadadas de los inicios de verano acaban dando que pensar. Y lo malo de pensar es conocer los problemas sociales y ver lejos la solución de los mismos.

Anoche alguien hablaba de la situación tremenda de búsqueda de vivienda asequible para los jóvenes, que se ven obligados a vivir en la casa de los padres ante la inestabilidad de sus trabajos. De ahí derivó al precio abusivo de los alquileres. A la exigencia de algunos propietarios de que abandonen la vivienda durante la época estival para ganar mucho más con el turismo.

Después se habló del concepto de familia vulnerable. Todos coincidíamos en que ninguna familia, y menos las que tienen hijos menores, debería de carecer de vivienda. El derecho a la vivienda, a la educación o a la sanidad está protegido por nuestra Constitución.

Y surge la otra cara. ¿Qué pasa con las familias ocupas? Con aquellos que pretenden abusar de su vulnerabilidad acaparando casas que no les pertenecen, convencidos de que los propietarios no podrán echarlos porque la ley los protege. ¿Quién es el responsable de esas leyes que no protegen los derechos de los propietarios? No hablo de los ricos riquísimos que a esos no les afectaría en absoluto, sino de esos otros ahorradores que guardaron para el día de mañana y se encuentran ante un problema así. Cualquier situación extrema acaba siendo caótica y algunos propietarios se ven en situaciones desesperadas para recuperar lo que les pertenece.

¿Qué ocurre si las distintas ongs, que con tanto trabajo y entusiasmo dan su tiempo para mejorar la vida a los más desfavorecidos no se ponen de acuerdo entre ellos para ser justos en lo que aportan a cada una? ¿Qué pasa si no se controlan los bonos alimenticios y alguna familia gasta el bono en algo que no deba? El debate se las trae.

Entretanto, prefiero seguir aportando a aquellas asociaciones implicadas en ayudar a los más vulnerables, aún a riesgo de que haya algún error. No soportaría la culpa de pensar que, por miserable, algún niño como mis nietos pueda, ante mi desconfianza, quedarse durmiendo en la calle o sin cenar.

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