Enrique Montiel
Esa música
Qué mala es la gente. Pues no dicen que altos mandos socialistas han acudido a Suiza a negociar con Carles Puigdemont, más vale que no se muerdan la lengua no se vayan a envenenar. Habrán ido para otra cosa, ¿o no se pueden hacer otras muchas gestiones en el país neutral por antonomasia? Recuerdo que una vez estuve en su aeropuerto para después ir en coche a un pueblecito limítrofe francés para visitar a un buen amigo, y se me conectó el wifi sin darme cuenta y me cobraron noventa euros por un minuto o algo así. Suiza es un país maravilloso que genera chocolates, bollos, guardias papales y bancos. Fíjate tú si Santos Cerdán tenía otros motivos para plantarse allí. Que resulta que casualmente estaba allí Carles, sí, pero no estaba buscado. Ni que fuera Delsy Rodríguez. O Dalsy. Nunca me acuerdo. Lo más probable es que Cerdán fuera a Suiza no ya a evitar que Puigdemont se cargue el pacto de gobierno y le arruine la vida a Pedro Sánchez, sino a comprar unas cuantas onzas del chocolate negro más sabroso del planeta. Los bollos suizos son otra cosa, están socializados, al alcance de cualquiera, pero el dulce que proviene del cacao no se halla en Mercadona, quizás sí en Lidl. Por eso, acudiendo a la teoría de la navaja de Ockham vemos que la opción más plausible es esta. Chocolate. No creo que la cúpula negociadora del PSOE vaya a ir a Suiza a visitar la academia de integrantes de la guardia suiza, con sus uniformes, sus sombreros, sus espadas. Los tengo por esnobs, la nueva progresía que piensa que la biblioteca es un lugar de estudio y un museo un sitio donde tomar vinito en las recepciones chic. Vino y chocolates. Porque, por otro lado, ¿para qué otra cosa van a ir allí? ¿Para abrir una cuenta secreta de esas que vemos en las pelis de Bond, James Bond? No, hombre, no. En todo caso habrán ido a ver a Roger Federer (no se me ocurre un deportista suizo más importante). Y luego, casualidad total, se encontrarían con Carles en cualquier placita y, ya saben, hombre compatriota, qué pasa paisano, nos tomamos un carajillo, paga España. ¡Hecho! Y habrán hablado de cosas ignífugas: que si los jóvenes jugadores del Barça, que si ha aparecido un contagiado por el virus del mosquito del Nilo cerca del lago de Ginebra, que si la máquina del fango la inventó Jordi Pujol. Pero de financiaciones ilegales o ruptura de pactos de gobiernos nanay de la China. Habladurías, qué mala lengua tiene la gente. Chocolate psuizo. El mejor para mojar churros. Así que nada, dejen de rajar del pobre Santos. ¿Acaso no tiene derecho a viajar a Suiza con dinero de todos los contribuyentes? Ni que hubiera volado en el Falcon, hombre. Seguro que fue en una bicicleta eléctrica con motor de esas que el Gobierno quiere potenciar. Qué mala lengua tiene la gente. Una miqueta nada más.
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