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El Alambique
J. García de Romeu
Muñoz Seca
Puente de Ureña
El horror, hasta el metafórico, se produjo hasta en las puertas del Edén. Caín y Abel. Primera guerra global. Engaños, caos, confusiones, muerte… Políticos. Dinero. Expolio. Fosas comunes. La guerra es un perfecto artefacto de defectos. La última voluntad y el primer cañón se parecen demasiado. Gaza, Sudan, Ucrania, Rusia, Sinaí, Gaza, Cisjordania, Níger, Nigeria, Congo, Yemen…
La guerra es la involución del género humano. ¿Los ángeles caídos, no serían una metáfora total para apartar el infierno en la tierra?, donde el miedo es la pasión universal que lame la depresión más profunda, el intenso tesón de las derrotas, la colección de libros bélicos más grande de la historia, desde la Ilíada a Guerra y Paz con las que se imprimen ahora mismo. La deshonra de la humanidad, la incubación del odio desde el hambre. El héroe y el canalla en el mismo saco. El altar y la letrina conviviendo en el fango. Las historias que se cuentan sobre las guerras, denigran más al hombre. Ejemplo la foto del miliciano abatido en el momento de caer en Cerro Muriano se dijo, parece que falsa, según R. Whelan, que escribe: "Me he enfrentado al dilema de tratar con una fotografía que se cree es verdadera, pero que no puede ser absolutamente seguro de que sea un documento veraz. No es una fotografía de un hombre que juega a la muerte después de recibir una bala imaginaria, ni una fotografía tomada en plena batalla". Mentiras, caos, confusión, muerte…siempre muerte.
La batalla de Lepanto, ocurrida en la mar, cuando no había ametralladoras, sólo mosquetes y cañones y por supuesto drones y aviones, fue definida por Don Luis Cabrera de Córdoba, en su informe a Felipe II y nos relata el tremendo caos:
"Jamás se vio batalla más confusa; trabadas de galeras una por una y dos o tres, como les tocaba... El aspecto era terrible por los gritos de los turcos, por los tiros, fuego, humo; por los lamentos de los que morían. Espantosa era la confusión, el temor, la esperanza, el furor, la porfía, tesón, coraje, rabia, furia; el lastimoso morir de los amigos, animar, herir, prender, quemar, echar al agua las cabezas, brazos, piernas, cuerpos, hombres miserables, parte sin ánima, parte que exhalaban el espíritu, parte gravemente heridos, rematándolos con tiros los cristianos. A otros que nadando se arrimaban a las galeras para salvar la vida a costa de su libertad, y aferrando los remos, timones, cabos, con lastimosas voces pedían misericordia, de la furia de la victoria arrebatados les cortaban las manos sin piedad, sino pocos en quien tuvo fuerza la codicia, que salvó algunos turcos". Horrible el relato. Cervantes, malherido, trasladado al hospital de Mesina. Sólo la galera Marquesa tuvo cuarenta muertos y mas de ciento veinte heridos. Gracias a un trabajo eminente del doctor, coronel y académico, don Juan Manuel García-Cubillana de la Cruz, los siete meses de Cervantes en el centro hospitalario, nos dan una idea de las curas y soluciones quirúrgicas aplicadas a los heridos. Yodo en las heridas, cauterio, pólvora quemada sobre las mismas, vino, agripa, blanco, y, por supuesto amputaciones. Y sepsis, y tétanos y muchas más muertes. Debió dejarles traumas de guerra, neurosis de guerra, estrés agudo y estrés postraumático. ¿Empieza a fraguarse en Miguel, el hilo de locura que tejerá a don Quijote?
A lo peor la tierra es el infierno de todo el Universo. Yo no soy un hombre, soy un campo de batalla. Nietzsche, lo tenía muy claro.
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