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El Alambique
Jesús Andrades
Cositas de El Puerto
La Corredera
Ahora, en estos días, no se ven las estrellas, no porque no existan o que esté nublado, sino porque la atmósfera, nuestra atmósfera está tan contaminada, que es imposible verlas. Solo alguna que otra, las noches claras, además de algún planeta, como el Planeta Venus que es muy brillante. Pero resulta que a pesar que está Alfa Centauro a 41 billones de años luz, mediante un artilugio inventado por un japonés hace poco tiempo, me preguntaron ¡loco de mí! que si quería ser el primer humano en llegar a él. Me volví tarumba de pronto y les dije que sí. Y no me dieron tiempo para retratarme y montado en el bólido, me lanzaron al espacio, tardando solo 20 días, en vez de los calculados por los astrónomos 6.000 años. Y mira por donde me han vuelto a la Tierra y les puedo contar lo que allí viví y vi. ¡De locos! En condiciones normales se tardaría nada menos que los dichos 6.000 años en llegar a ella. O lo que es lo mismo 4´36 años luz. Tendría que ser el astronauta producto de varias generaciones.
Alfa Centaureo es la estrella más cercana a nosotros y tiene cinco planetas, pero solo uno puede tener vida, porque tiene agua líquida ¡menos mal!. Paravolverse loco, lo que yo estuve cuando me hablaron. Y ya en el viaje fui tomando notas y decidí escribir una crónica del viajecito. Supongo que quien me lea, se lo tome a guasa o me tome por loco. Pero yo le hago una sugerencia… imagínate que fuera verdad… que han pasado quinientos años y las técnicas hayan progresado tantísimo que fuera posible lo relatado. Pues eso… yo anoche mirando el cielo, lo pensé y si no es verdad lo que escribo, al menos lo imaginé. Y quien sabe si dentro de quinientos años algún lector de nuestro Diario de Cádiz alucine al leerlo.
Los seres que allí viven son muy parecidos a nosotros, tienen noobstante algunas diferencias… por ejemplo su partes íntimas están separadas, de manera que son más higiénicos. Yo no lo vi, me lo dijeron ellos. Porque nada más llegar una nube de radiólogos, médicos y anatomistas me saetaron con fotografías y radiografías. Otro detalle muy curioso es que tenían un tercer ojo por detrás de la cabeza, en la nuca, pero siempre lo tenían cerrado y solo lo abrían cuando querían ver quien venía por detrás.
Eran más altos y más delgados. Todos eran blancos, no había negros ni amarillos como los chinos de aquí. Andaban ligeros, tela marinera y hablaban nuestro idioma, porque a través de sus adelantados ingenios lo habían aprendido. ¡Una suerte ¡ porque el suyo era de película, no se parecía al nuestro ni por el forro. Vestían de una manera curiosa, de forma que en un santiamén cambiaban una cosa por otra si el tiempo, la lluvia, el calor o el frio lo precisaran.
Y lo más grande adoraban a Dios, el mismo Dios que nosotros. No me lo explico ni me lo sabían explicar, pero ellos decían que había sido el creador de todo el Universo. Y sí ¡muy interesante! No tienen guerra entre ellos porque decían con razón que “hablando se entiende la gente” Me quedé de piedra con la noticia… Bueno ya seguiré otro día. Por hoy basta.
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