El Alambique
Juan Clavero
Negacionistas e incompetentes
Crónica de San Juan de Dios
El equipo de Gobierno y el Grupo Municipal Socialista mezclan como el agua y el aceite. A la mínima que hay un tema en el que los dos tienen que sentarse a negociar un acuerdo, la situación termina por explotar. Hay más ejemplos de desencuentros que de lo contrario, si acaso en la remunicipalización o el presupuesto de hace unos años. Para las cuentas de 2020 el asunto acabó como el el rosario de la aurora.
Para que una negociación llegue a buen puerto es fundamental que se haga con varias premisas. Por un lado, tiene que haber realmente ganas de negociar y de tratar de llegar al mejor acuerdo para lo colectivo. Y negociar quiere decir que hay que ceder a los planteamientos iniciales con los que se llega a una mesa. Una negociación no es presentar un plan para que el que juega el papel de bastón firme debajo únicamente.
Otro de los pilares es la confianza, saber que el que está al otro lado de la mesa tiene el mismo objetivo que tú, aunque se difiera en el punto de vista.
El último desencuentro se ha dado con el asunto de la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para limitar los usos turísticos en suelo residencial. Dicho de otro modo, ponerle límites a las viviendas con fines turísticos, a los apartahoteles y a los hoteles.
El PSOE quiere que en las negociaciones se integren diversos colectivos, entre ellos también los propios promotores de estos proyectos, mientras que en esta ocasión Martín Vila, el teniente de alcalde delegado de Urbanismo, lo que quiere es que sea un diálogo entre dos, es decir, entre el equipo de Gobierno y los socialistas.
Este es uno de los asuntos prioritarios en la labor del gobierno local y, de hecho, ya tenía preparada una norma para llevar a cabo la modificación del Plan General que se basaba en un estudio realizado por un arquitecto contratado por el Ayuntamiento. A partir de ahí no se concederían nuevas licencias en los lugares en los que hubiera una saturación de estos establecimientos. Sin embargo, algunos colectivos entienden que las limitaciones van a ser realmente para los apartamentos turísticos y los hoteles y no para las viviendas con fines turísticos, mucho más complicadas de controlar con el marco normativo autonómico que hay en la actualidad.
Otro de los problemas en la negociación es que también haya problemas de interpretación con lo que se está produciendo. Mientras que Martín Vila pensaba que ya estaba todo prácticamente cerrado a falta de unos últimos flecos, desde el otro lado se creía que todavía quedaba mucho camino por recorrer. Al final se ha roto por la decisión de los socialistas de que se unan más interlocutores a la mesa, es decir, un proceso más participativo que el que se había dado hasta ahora.
El problema que tiene el equipo de Gobierno es que necesita a los socialistas para sacar adelante su proyecto y, por lo tanto, ahora se puede ver metido en un laberinto. Si tiene alguna posibilidad, esa sólo pasa por trabajarse la mayoría en el Pleno, por mucho que lo que se trate es de echarle la responsabilidad al PSOE porque ese proyecto se haya enconado.
El alcalde se enfrentará en el próximo pleno a una reprobación propuesta por el Partido Popular por lo que entiende que fue su “actitud pasiva” en el incendio del Puerta del Mar. Ni la reprobación va a salir adelante, porque el PSOE ya ha dicho que no va a secundarla, ni esta figura tiene ninguna consecuencia legal, más allá de un tirón de orejas público.
Ahora bien, el alcalde se ha pasado de frenada al tratar de defenderse. Que diga que estuvo atento durante la noche, que habló con unos y otros para estar encima del incendio, etcétera, es perfectamente lógico, pero que se pregunte si el PP y la Junta pueden ser los responsables del incendio por la falta de inversiones en la sanidad pública, es grave. O se ha explicado mal o ha hecho un uso erróneo de la crítica política.
La responsabilidad del incendio es de su autor y en todo caso podía haber dicho que podía haber ocurrido algo peor por el supuesto fallo del Plan de Autoprotección del Hospital, tal y como denuncia un sindicato.
El desliz del alcalde quiere ser aprovechado incluso por Ciudadanos para lanzarle un órdago al PSOE para que negocie una moción de censura, una figura que en este Ayuntamiento de Cádiz viene a ser la persona que todo el mundo habla de ella pero que nadie la ha visto por la imposibilidad de llevarla a cabo políticamente.
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