Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
El karma, también, y a saber, está en ese extraño fenómeno que contra toda lógica, provoca que todos los golpes, porrazos, tropezones y babuchazos vayan a un único punto concreto, y no es nada ‘random’ (como dicen los jóvenes cuando algo es tan azaroso que roza el absurdo). Me refiero a un lugar del cuerpo, por inaccesible que parezca, que duele, que duele mucho, por heridas pasadas, presentes y futuras. Y en eso de los dolores por estrangulamiento, atropellamiento (en mi caso, iba en chanclas y me ataqué a mí misma con un carrito del súper), colisiones con quicios y desastres varios, sabe mucho el deíto shico der pie, y así lo llamo por darle carisma con ternura a este apéndice de mi pie izquierdo (el del derecho de vez en cuando se pronuncia), que me boicotea senderismos, taconazos elegantes y me deja ‘esmorecía’ cada vez que se hace notar.
Si no duele ni lo siento, es que parece que hago las cosas bien: zapatos cómodos y de mi talla, rutas correctas sin piedras en las que dejar las uñas incrustadas, caminos derechos y nada de prisas al hacer la compra. Cuando er deíto es amable conmigo, y al descalzarme no está negro ni morado, sé que tendré un buen día, e incluso le saludo al vecino con cara de cartón piedra, no me importa la burocracia docente, entro en Séneca con el mismo entusiasmo que en Instagram y miro en la app del banco lo que me queda de hipoteca con el esbozo, incluso, de una leve sonrisa.
Ay. Pero cuando ese ser regordete con uña rara, ese trocito pequeño de carne late por su cuenta, avisa de los cambios de tiempo y parece que incluso lo oigo quejarse asfixiado bajo las medias, o al borde del colapso nervioso, sí, encerrado en unas botas nuevas, como quien se enfrenta a la incertidumbre y desconfía, temiendo lo que se le viene encima, sé que mi vida ese día, hasta llegar a casa y liberarlo, abrazará la negrura absoluta: todo es trágico si se tienen doloridos los pies, nada tiene sentido, y no se encuentra consuelo ni en el pensamiento estoico ni en los consejos de Mario Alonso Puig. No hay persona vitamina que valga, si er deíto grita con fuerza que lo saquen al aire y lo metan en agua. Eso es así. La lógica tiene un camino, y er deíto lo sabe muy bien, por eso se empodera, y es resiliente como él solo, y muy suyo, y pone límites, y sabe decir que “no” y detecta las banderas rojas o el material chungo de unas zapatillas del Primark, anda que no. Se rebela e impone su ley. Como al mismo karma, no podemos engañarle. Tiene su importancia, porque defiende eso de valorar, siempre, las cosas sencillas, los momentos de desnudez, libre como quien vuela, en la orilla del mar. Así que hagan lo que deben, y tengan en cuenta a su deíto shico der pie.
También te puede interesar
Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
Más allá de lo amarillo
Gloriosos
El parqué
Caídas ligeras
Lo último