El Alambique
J. García de Romeu
Unos que vienen, otros que se van
Son días estos que nos llevan al fin de año bastante anodinos. Después de un veintiocho sin inocentadas de calidad nos asaltan ahora interminables listados de lo mejor de algo, de cualquier cosa; recopilaciones de nuestras propias y egocéntricas sugerencias. Los diez mejores libros que presumo de haber leído, que me jacto, más bien. Las diez mejores jugadas de la NBA. Y las diez mejores películas que jamás ganarán el Oscar. O las diez canciones que más has escuchado en una determinada plataforma. O los diez mejores platos de caza que se han hecho en las cocinas de no sé quién.
En el baloncesto se llama a esta situación los minutos de la basura. Se trata de esos últimos momentos del partido en el que, con el resultado fuera ya de toda discusión, el entrenador introduce al campo a jugadores que han jugado poco o nada, para que cojan ritmo o intenten convencer a su particular Scariolo de que merecen más minutos. Son días torpes, como he dicho, que casi uno diría que parecen sobrar. ¿Qué se puede hacer un treinta de diciembre, sino esperar que pase rápido para que llegue el fastuoso fin de año, el programa de José Mota, la recopilación músico-humorística de Santiago Segura, el vestido (hortera) de Cristina Pedroche o la polémica político-ideológica llevada a las campanadas de La Uno?
Por eso algunos se la dan de comparsistas, digo de artistas, y recomiendan los libros, películas, discos, que no puedes dejar de escuchar si es que quieres ser tan refinadamente snob como el recomendador de Ocaña. Da igual que sean de sus amigos, o que aburran hasta la saciedad por su pseudointelectualidad: la miel no está hecha para la boca del asno. ¿O era del cerdo? Lo que somos casi todos, a fin de cuentas.
En realidad son estos unos días anodinos para descansar, para poner jazz navideño, leer libros que te hagan feliz, o cómics de Batman, ir a conciertos heavys, o ver series de zombies, aunque sean placeres de la vulgar plebe. Haz una lista de las diez mejores siestas que te has pegado durante el 2024. Prepara albóndigas con tomate. Piensa en las vacaciones que no disfrutas.
Hay gente que se siente triste y sola en estas fechas. Comprensible, desde luego. Personas que no van a convites ni cotillones, que no son el Grinch pero tampoco toman las uvas porque doce unidades de fruta no le van a resolver sus problemas vitales. Tipos que no vuelven a casa por Navidad, se hayan ido alguna vez o no. Que miran con recelo los gorritos de Papá Noel, las colas para dar las cartas a los Reyes Magos, los trenes que enseñan los pueblos a sus niños. Seres desengañados que quizás lean a Schopenhauer.
También están los que leen el periódico o ven las noticias. Pueden tener más o menos criterio, ser más o menos de un partido o del otro. Sienten que los quieren engañar y manipular, unos y otros, y a veces se dejan, claro que sí. Se tapan la nariz y brindan con cava catalán por un 2025 que traiga felicidad a todos. Y Salud, aunque llegue con 6 meses de retraso. Y Justicia, aunque sea facha. Del amor, que se ocupe cada uno como pueda.
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