La Corredera
El dolor y la alegría ...
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El medicamento que más se dispensa en la farmacia es el Nolotil (metamizol magnésico). Siempre con receta médica (hay otros medicamentos más específicos para la depresión). Y yo, boticario viejo, con más de sesenta años en la botica, me conozco el percal y cada vez que los doy recomiendo dos cosas al enfermo: que cante y que vaya a ver a Juan Cubierta, un manantial que está a unos tres kilómetros del pueblo. Sí amigos míos, hay que cantar, hasta cuando uno se afeita por la mañana, hay que hacerlo cantando. Yo me enamoré de noche y la luna me engañó, una vez que me enamore será sin luna y con sol... Esa copla u otra que tú conozcas, aunque tus padres o tu mujer piense que estás loco de remate. Tú a lo tuyo, a cantar.
En la vida de cualquiera hay más que motivos para entristecerse, a tener sofoco y melancolía. Tus problemas y además lo que ves a tu alrededor, lo que dice la prensa siempre llena de accidentes, drogas y más drogas, hasta que llegas al final con las esquelas de los que han pasado a la otra vida. Y por eso cada vez se consume más drogas, cada vez hay más gente empicada en la coca o similar. Y eso no puede ser. Por eso decía yo ayer que no quiero ver películas porque todas son con peleas, enfrentamientos, muertes y atropellos. No hay ya películas de risa o de humor y por ende mi menda lerenda no ve más que fútbol y fútbol, que lo más que puede tener es el continuo endeblito que con soplarle el contrario se cae al suelo – ¡ay, ay, ay!– para que el árbitro le saque tarjeta al dicho contrario.
Lo digo en serio, y sé por qué lo digo, porque todos los días dispenso Nolotil y otros. Pero yo recomiendo a la par dos cosas: que ande, que ande todos los días cuanto pueda y haciendo gimnasia sueca, que es respirando sonoramente con cada paso; y además que frecuente el trato con otras personas, pero que no sea el saborío de tu pueblo o comunidad. Busca tertulias, busca compañía, busca novia o novio, busca cosas alegres que te aligeren el ánimo. Y esto se lo digo también, aunque no sepa a qué se dedica, a quien vende la droga, que hay tela marinera. Que sea el primero en sembrar alegría y contento. En vez de tristeza y melancolía.
Cuando está uno triste, hay que llenar el ánimo, hay que leer, leer mucho de lo que te guste, pero con ello te introduces en otra vida o en otro asunto. Yo recuerdo siempre a una tía que yo tenía que con más de 80 años se leía todos los días una novela del oeste o de Agatha Christie. Era digna de admirar, siempre leyendo. Y por supuesto hablar y tratar con amigos o compañeros. Hay dos centros de adultos en Vejer (y en las otras ciudades) hechos precisamente para esto, para ir y con los de tu edad echar una partidita de dominó o de brisca. El insigne filósofo ateniente Pericles (S. V antes de Jesucristo) decía: “La libertad es la felicidad y la felicidad es la libertad”. Debería ser el lema de cuantos pululan en el narco.
P.D. Yo comprendo, llego a comprender a los que viven de la droga, a los traficantes. Lía que lía han llegado a ello por muchas causas, pero no propias sino inducidos. Antes se daba a los drogadictos una pastilla de metadona prescrita por el médico. No sé porqué ahora ya no. Pero hay remedio amigo, ve al médico, al psicólogo, al psiquiatra y te manda pastillas que sirven y mucho para salir adelante. Con mi mejor solidaridad con los narcos, hazme caso amigo, te alegraras y alegraras a toda tu familia.
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