Manuel Amaya Zulueta

Domingo de Ramos

El pálpito amarillo

14 de abril 2025 - 03:04

Desdela gripe y su hermana pequeña, la jodida fiebre, salud y saludos, cadistas. Y salvada la paronomasia, “vamos al turrón, al curruco, al parisié muy rico, oye”, que voceaban los tres típicos de Cádiz los Domingos de Ramos por Ancha, Columela, Nueva, San Juan de Dios y anexos. Los mismos, que, en verano, venderían las papafritas o el barquillo de canela en la Plaza Mina, en tanto jugábamos inocentes, a tula, al contra o a puli y pasaba don Miguel Martínez del Cerro con su abrigo oscuro y su bigotito, muy serio, camino de su palacete en la misma plaza adonde la perdida Banda Municipal tocaba la Mazurca de las Sombrillas… Y no hace tanto, bueno, unos meses, unos lustros, medio siglo. Nada.

En este Domingo de Ramos, en el que mi hermano JL irá irremediablemente a ver pasar la Borriquita y los niños estrenábamos zapatos pa la primavera y, con suerte, para el estío, hacemos memoria para escribir sobre lo que se vio ayer en Carranzamirandilla. Servidor en la tele. Por lo de la gripe, ya digo. Y lo que vimos fue more of the same, que aprendí entre Londres y Gibraltar, o sea, más de lo mismo, otra copita de veneno. Otro vardepeña envenenao en el Nicanor de los fines de semana. Porque el de las palmeras nos acongojó en nuestro campo, como se dice en las crónicas de furbo, durante veinte minutos, más o menos. Luego el Exglorioso se espabiló y cambiaron las tornas. Y llegaron varias ocasiones excelentes, pero… Nati Mistral. Porque, lamento repetirme, pero lo haré hasta que don Gamba nos traiga, al menos un Negredo joven. Porque no tenemos nueve. Continuamos igual. En la regla del 1/9, tenemos un portero que hizo una parada descomunal, que vale, que funciona. ¿Que un día tiene un fallo? También el portero de la selección nacional, el vasco, los comete. Tenemos un guardapuerta, pero no tenemos 9. Y así, aspiramos, como mucho, al empate a nada, a cero. Gafas en la torre verde del Carranza. El que se subía a la torre podía estar tranquilo. Y si tiene trabajo es para poner el 1 del Elche. O los cuatro del pésimo Zaragoza. Pedazo de chut. Una vez apagado Onti, sólo queda rezar a san Nicolás, al final de la calle Isabel la Católica, tal los lunes de mi infancia. Errores de los gordos a la hora de terminar con gol lo poco que se fabrica en el centro del campo romo que trabaja, sí; pero sin una mijita de arte, de chispa, de…

El spleen del que escribíamos en la crónica contra el Coruña, es decir, el tedio, el bostezo, la amargaera del pobre seguidor se volvieron a repetir. Y el solitario gol que vale tres puntos… Para el otro. Y lánguidamente vamos descendiendo en la clasificación, más cerca otra vez de la Tercera que de la Primera. Mandahué.

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