El Alambique
Juan Clavero
'Edil gloriosus'
El Alambique
Si el autor latino Plauto viviera ahora, seguro que el personaje de Beardo le inspiraría para escribir una comedia titulada Edil gloriosus, segunda parte de su conocida obra, representada en varias ocasiones por el grupo Balbo, Miles gloriosus, el soldado fanfarrón.
No es comprensible la obsesión de nuestro alcalde por su proyección internacional, en vez de dedicarse a gestionar la ciudad mediana para lo que fue elegido, anunciando reuniones al más alto nivel mundial. Se fue a la Argentina, acompañado de unos amigos y una amiga, al parecer todos de gorra con cargo al erario público, para “crear nuevos lazos comerciales y promocionar El Puerto”. ¿Quién ha notado alguna mejora en nuestra ciudad tras este viaje fantasma? En realidad, su única actividad fue una lamentable entrevista para ensalzar al fascista argentino.
Pero la Argentina le pareció como poco, un país con riqueza de primera, con una economía de cuarta, y una clase política de quinta. Y se fue a Davos, y anunció a bombo y platillo que “El Puerto estará presente por primera vez en la historia en el Foro Económico Mundial de Davos”. Beardo hace historia; será el único alcalde de El Puerto que se estudiará en los libros de texto; bueno, tras su amigo Hernán, que se estudiará en el capítulo de historia de la corrupción.
Más aún, el alcalde anunció que participaría en el debate organizado por el Washington Post sobre biodiversidad y sostenibilidad de las ciudades, presentándose como un experto internacional que iba a intervenir ante los lideres económicos y políticos mundiales. En esto ha quedado la política, en aparentar lo que no se es y en pretender hablar de lo que no se tiene ni idea. Un experto en sostenibilidad que se niega a aplicar las leyes que promueven la sostenibilidad. Un ego desbordado. Lema para su próxima campaña electoral: “El Puerto first; y yo más aún”.
El ridículo que ha hecho es espantoso al revelarse la realidad de su escapada a Suiza, acompañado, también a gastos pagados, por un propio para hacerle una foto sólo y un vídeo, también sólo, explicando sus grandes logros en este foro mundial, en el que, por cierto, nunca estuvo. Se conformó con asistir de público a un evento paralelo.
Ante tal fiasco, reacción típica trumpiana de Beardo: sostenella y no enmedalla.
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