Una emancipación imposible

Los jóvenes españoles se emancipan de sus padres cada vez mas tarde. El último estudio del Consejo de la Juventud estima que, de media, los jóvenes se van de sus casas superados ya los 30 años. Sólo el 16% de los jóvenes se emancipan antes de los 30 años. Y la edad en que las mujeres tienen su primer hijo ya está en los 32,6 años. Esto si que es una emergencia nacional y no las chuminás en las que están enfrascados los políticos.

Las causas son claras: bajos salarios, precariedad en el trabajo y la imposibilidad de acceso a una vivienda. Y tener estudios superiores y empleo ya no es suficiente para poder acceder a una vivienda en España. 7 de cada 10 jóvenes que trabajan en nuestro país siguen viviendo con sus padres. Para alquilar en solitario, un joven debería destinar más del 90 % de su salario. Los jóvenes parecen condenados a vivir con sus padres o a compartir vivienda.

Soy de la generación que comenzó a trabajar pronto, en mi caso con 21 años, me emancipé con 22 años y fui padre y tuve vivienda propia antes de los 30. Eso ahora es imposible.

Y como en tantos otros parámetros de calidad de vida, estamos a la cola de Europa; sólo nos superan Croacia, Grecia y Eslovaquia. Por el contrario, en los países nórdicos la edad de emancipación de los jóvenes está en torno a 21 años.

Para cambiar esta situación habría que adoptar medidas drásticas, a las que sistemáticamente se oponen las derechas que tanto pregonan la defensa de la familia, pero que impiden, con su fundamentalismo de libre mercado, la posibilidad de que las parejas jóvenes vivan independientemente y puedan tener un proyecto de vida.

Las izquierdas tampoco han hecho mucho por garantizar el derecho constitucional a una vivienda digna. En las últimas décadas se ha dejado de construir viviendas públicas, y los ayuntamientos, de todos los colores, han vendido el derecho a construir el 10% de viviendas en todos los desarrollos urbanísticos a los promotores privados.

Sólo la mejora en el empleo, en esto algo se ha avanzado en los últimos años, y un potente parque de vivienda pública en alquiler a precios sociales, podrá permitir a los jóvenes emanciparse de sus padres y tener los hijos que deseen a una edad temprana, haciendo posible mejorar sus condiciones de vida.