Europa necesita despertar

El FMI en la revisión de sus previsiones de crecimiento de enero ha proyectado un avance de la economía global de un 3,3% anual en 2025 ante un escenario de dinamismo divergente y alta incertidumbre. Mientras la primera potencia del mundo se perfila como un motor robusto de crecimiento, a la espera de las medidas reales que adopte Donald Trump, la Eurozona continúa mostrando señales de fragilidad, subrayando las grandes diferencias entre las economías avanzadas.

En EEUU, la economía sigue sorprendiendo con un crecimiento proyectado del 2,7% anual en 2025, impulsado por un aumento del consumo y un mercado laboral resiliente. Esta robustez contrasta con la situación de la Eurozona, donde el crecimiento apenas alcanzará el 1,0% anual este año, ajustándose a la baja frente a las previsiones anteriores.

De esta manera, el eje franco-alemán mantiene sus previsiones de crecimiento a la baja de un 0,8% y 0,3% anual, respectivamente, debido a su compleja coyuntura económica e inestabilidad política.

Las tensiones geopolíticas, el precio de la energía, la pérdida de competitividad con EEUU y China, o la debilidad del sector manufacturero seguirán afectando la actividad europea.