Antonio Morillo Crespo

GERONA (con E, no con I) y mi bisabuelo

La Corredera

05 de septiembre 2024 - 03:04

Siempre se ha dicho Gerona, pero ahora le llaman Girona con i. Y parece una tontería, que quizás lo sea, pero a mí me da que es un palito más a la burra para reconocer la diferenciación de Cataluña. El idioma es en todo el planeta lo que más puede unir, lo que más puede hacer para que un conjunto de pueblos sintonice de la misma manera y forma. Lo de Gerona o Girona es una novedad que a mí me parece un intento más de diferenciar aquella tierra de los demás. Algo parecido es, pero con menos enjundia, llamar a la provincia gallega La Coruña, en vez de como siempre se ha dicho, Coruña a secas. Puestos en el tema, llamemos Cai a Cádiz, que nadie pronuncia la zeta terminal; y Jere por Jerez; y Alicant por Alicante. O tos moros o tos cristianos, que decíamos los chiquillos jugando. Ya sé que lo de más enjundia es el tema de quedarse con todos los impuestos que se recauden. Pero hay que estar también los detalles.

Que conste que yo no soy anti catalán (me cae hasta bien el formidable equipo de fútbol de Gerona). Más aún llevo en mis venas, aunque sea poco, sangre catalana. Mi bisabuelo era Antonio Batlle y Solá, natural de un pueblecito de Lérida llamado Maldá. Y se vino de allí porque su hermano mayor fue el hereu y se quedó con toda la herencia. Él se vino por la costa y por Alicante se hizo pastelero. De allí pasó a Málaga y después a Cádiz, donde trabajó en ese oficio de pastelero en una confitería que todavía existe cerca de la calle San Francisco. Pues conoció de casualidad a mi bisabuela y se casaron y se vinieron a Vejer.

El libro es una maravilla y cuenta todo sobre Cádiz de aquel tiempo. Lo guardo como oro en paño. Mi madre me contaba además cosas de él, por ejemplo, detalles de su carácter catalán. Escribía en catalán todo lo relacionado en dinero o con el amor. Lo demás, en español. Por ejemplo, “el dinero está escondido en la escupidera debajo de la cama”, “fue al viaje de novios y volvió con más dinero que cuando se fue”, “el día de su mujer le regalaba un duro de plata diciéndole es por tu santo; y ella el día de San Antonio le regalaba el mismo duro de plata diciéndole toma por tu santo

Pensando estoy y cuando pueda, tomar nota de algunas páginas porque son interesantísimas. Cuenta su historia con muchos detalles, las pastelerías, los dulces, el trasiego comercial. Y además cuenta las cosas y el mundillo de aquel Cádiz del siglo XIX con muchos detalles curiosos.

Tiene testigo viviente, puescuenta cómo era y cómo vivía nuestro Cádiz. Algún día lo escribiré

N.B. De todo su libro solo trascribo un párrafo emocionante: “Ayer, primer día de Pascuas, tuve que acostarme a oscuras y sin cenar y hoy que son las diez de la mañana todavía no he podido desayunar por no tener un ochavo y sin conocer a nadie. Mientras hay Dios hay misericordias. Cádiz 24 de abril de 1848”.

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