Fernando Faces Santelmo Business School

La gran paradoja

Tribuna Económica

02 de febrero 2022 - 01:34

Definitivamente España es diferente. En la mayoría de los países avanzados el crecimiento económico va acompañado de un aumento de la productividad. En España es al revés: el crecimiento económico es compatible con la reducción de la productividad. Entre 2019 y 2021 la ya histórica baja productividad se ha desplomado un 4,8%. El empleo está creciendo más que la actividad económica. Cada vez se necesita más mano de obra para conseguir una unidad de producto.

Debemos de celebrar la espectacular creación de empleo de España. En 2021 se han creado 840.700 empleos, ha bajado el desempleo en 616.000 parados y se ha reducido la tasa de paro hasta el 13,3%, desde el 13,8% de 2019. Se han incorporado 167.800 jóvenes al mercado de trabajo. Los contratos de trabajo indefinidos han aumentado en 425.000, frente a los 307.000 temporales. La tasa de temporalidad se ha reducido desde el 26% al 25%. Con 20,2 millones de empleos ya se ha recuperado el empleo pre Covid-19. Por el contrario, la actividad económica (PIB) de España sigue estando 42.000 millones de euros por debajo de la alcanzada en 2019. Con un crecimiento económico del 5% en 2021, todavía estamos a mitad de camino de recuperar el 10,8% perdido en 2020. No lo recuperaremos hasta 2023. Los ERTE, las políticas expansivas y el apoyo financiero a las empresas son la causa del extraordinario comportamiento del empleo. La cara oscura es la alarmante caída de la productividad del 4,8%.

La pregunta es si en el medio y largo plazo España, con una productividad decreciente, será capaz de mantener el actual empleo y hacerlo crecer cuando hayan finalizado las ayudas y empiecen a subir los tipos de interés. Me temo que no, si no hacemos las reformas estructurales pendientes para aumentar la productividad. ¿Pero cuáles son las causas del extraño comportamiento de la productividad? La estructura del sistema productivo, con una ponderación excesiva de los sectores de bajo valor añadido y la dualidad y excesiva temporalidad del mercado de trabajo, es una de las causas. Históricamente en las fases de crecimiento los sectores que primero y más intensamente han demandado trabajo son los de menor valor añadido: la construcción, la agricultura, los servicios etc. El gran peso de las pymes y de los autónomos de baja productividad sería otra de las explicaciones. El aumento de la temporalidad laboral, de menor formación y capacitación sería otra. Sin embargo en esta última recuperación esta explicación no es suficiente, ya que la temporalidad se está reduciendo, aunque levemente y el sector servicios, turismo y hostelería no es precisamente el que más empleo está creando. Habría que buscar otras causas como el mayor crecimiento del empleo público, la reducción de las horas trabajadas por causas de enfermedad, el cierre de plantas por falta de suministros , la escasez de mano de obra cualificada y la insuficiente inversión tecnológica que requiere la transformación productiva a la que se enfrenta España. De todo lo expuesto se deduce la gran responsabilidad que tiene el Gobierno de utilizar los fondos europeos con la máxima eficiencia en proyectos que impliquen un aumento de la productividad, la sostenibilidad , la mejora del capital humano , la innovación y la digitalización.

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