El parqué
Álvaro Romero
Tono alcista
El Alambique
El reciente paso de nuestro calendario por el 12 de octubre me trae a la memoria tiempos pasados, el Día de la Raza, la Hispanidad, la Guardia Civil, la jota a la Virgen del Pilar… muchos recuerdos, y lamento cómo hoy en día el mensaje de odio y vergüenza impera por encima de una realidad objetiva. El devenir de los pueblos jamás es puro y limpio, y dominaciones, conquistas o descubrimientos alteran su historia. España, sin ir mas lejos puede presumir de no ser lo que es sin el imperio comercial fenicio, que vinieron, comerciaron y se quedaron, hasta el punto de sustituir nuestra riqueza cultural, si la había.
Griegos y cartagineses pasaron y se quedaron. Los romanos hurgaron en nuestras entrañas y se llevaron todo el oro y la plata, pero también invirtieron dejando un legado. Los nórdicos… suevos, vándalos y alanos, no solo se quedaron, dieron a Andalucía, o Vandalucía (país de los Vándalos) hasta el nombre, dejando la Bética para el futbol. Los musulmanes… fueron otra historia. No dominaron la península 8 siglos, pero subieron y bajaron cambiando fronteras, costumbres y tradiciones, imponiendo su religión, y terminaron los últimos siglos en un reducto dejando hasta hoy una riqueza cultural parecida a la que nos dejaron los romanos.
Europa no fue menos, pero a nosotros nos hizo distintos, y cuando llegamos al nuevo mundo, tomando ejemplo de Roma, asimilamos e integramos, pero nuestro toquecito musulmán, nos hizo empeñarnos en la verdadera fe. Siguiendo el ejemplo de nuestra historia viva, hicimos de aquel continente parte de España, como ya hiciera con nosotros Roma, con ciudadanos de primera y de segunda, y todos parte de una nación, en aquel entonces Roma y en aquel momento, España. Nos mezclamos, nos fusionamos y ayudamos a acabar con quienes, allí, no eran queridos, acabando con una cultura que solo gustaba a una pequeña elite, a los dominantes, que terminaron asimilados, no exterminados.
Como es natural todo alzamiento nostálgico, casposo y viejuno, que añoraba viejas costumbres, era aplastado. Las riquezas, como ocurre ahora en Cataluña, eran invertidas en el tesoro de la madre patria, y sobre todo en lo que aún perdura allí, iglesias, ciudades, palacios, infraestructura, en todo, menos en pirámides, que poca utilidad tenían a partir del siglo XVI; y todo ello, levantado con lo propio y lo que le sacaban al estado. Nosotros tenemos nuestro Derecho Romano, germanizado con los Visigodos y con ramalazos de algún toque coránico, y en todas las Américas, por culpa de los Romanos, los Visigodos y los Musulmanes, ahora tienen un Derecho que no es Ibérico de bellota, sino fruto de una evolución de la que no somos culpables.
Como ya hiciéramos aquí, teniendo en cuenta que Viriato no se independizó del yugo romano, las Américas se independizaron, pero, se independizaron los mismos españoles y mestizos, ciudadanos españoles, que no querían depender de un gobierno central, pero que mantuvieron el mismo sistema, costumbres y cultura que ya tenían. Sería muy largo de explicar, pero la realidad es que todos somos españoles, todos nos debemos a esa Hispanidad, a esa Raza que nos engloba a todos y que hace que todos, en cualquier parte de lo que fuera España, no nos sintamos extranjeros en casa, ni los de ida, ni los de vuelta, como los cantes.
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