Manuel Amaya Zulueta

Histología de España

Más allá de lo amarillo

18 de octubre 2024 - 03:04

Eltejido conectivo o conjuntivo de eso que todavía llamamos España ¿dónde se halla, hoy día? ¿Qué aglutina o debiere aglutinar, agrupar corpóreamente, me pregunto en esta madrugada lluviosa de octubre a eso que todavía llamamos España? En un país donde el hijito de… un domador de leones y una chica del “espectáculo”, (suena a culo) es capaz de desestabilizar a una institución de siglos como es la Monarquía, ¿cuál es el tejido conectivo de ese país de locos bajitos? ¿Cuál es el tejido conjuntivo de ese país, esa nación, esa patria, esa matria? No, no soy feminista, ni hembrista, pues lo que considera suyo este movimiento ciudadano como tal, me refiero a matria, es palabrón acuñado por el genio indomable de don Miguel de Unamuno y Jugo, glorioso autor vasco a quien le dolía España, cerebro de una generación que asistió corajudamente crítica y con rabia y pena al hundimiento absoluto del Imperio español, tras las pérdidas de Cuba, Filipinas y Puerto Rico, que caerían en manos de los Estados Unidos de América con la firma del Tratado de París de 1898. “¿Cuántos hablaremos inglés?”, se pregunta y queja el eximio poeta nicaragüense, autor de Azul (1888), Rubén Darío en los dáctilos: “Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda (…)”.

Qué, me pregunto en esta madrugada de claros luceros, puede unirnos hoy día, y hallo, creo que desgraciadamente, un único elemento que todavía sea capaz de unir a vascos, catalanes, castellanos, andaluces, a millones de seres humanos blandiendo la bicolor sin el temor de que los moteja de fachas, al fin, Dios, al fin. ¿Se les ocurre llamar facha a Macron? Ese tejido conjuntivo sólo vese en los partidos de la Selección española de fútbol. Tras la celebración de los escasos tres goles de España, se abrazaban como hermanos de toda la vida el vascuence Zubimendi, el español Lamine (ya, ya sé que no jugó por sobrecarga muscular, pero si hubiera estado habría hecho lo mismo), Merino y el madrileño Morata, jugador, creo que es injustamente mal tratado, el Chato (léase Raya), el ex francés Laporte, autor del primer, exacto cabezazo del uno a cero ante la débil Serbia, el remedo de Velázquez pintando a las Meninas, uno de los cuadros más poéticos e innovadores de la historia del arte universal, o sea, el melenas Cucu, catalán; otro vasco, Vivian, que cada día parece más una aceptable barbacana defensiva, el canario Pedri, que una vez coja la forma definitiva es más iniestoide que ninguno, se abraza, digo, al feísimo Solozábal, que no Solozabal que escribe la prensa y la tele nacionales, en ese desprecio que profesan al español, etc. Sin olvidar cómo el madridista Carvajal busca a Lamine para abrazarlo como muestra de agradecimiento por ese maravilloso pase zurdo que dio lugar a un gol muy reciente en la ganada última copa de Europa de naciones…Por suerte o por desgracia ese es el tejido conjuntivo más fehaciente con que cuenta España. Porque otra cosa más fuerte que la Selección española de fútbol no encuentro en materia de cohesión territorial, y, desgraciadamente, es poco.

Descendiendo a la palestra: hay que ver qué partidazo nos brindaron jugadores que ni eran del Madrid, ni del Barça, ni del Atlético Madrid. Diríamos que honrosamente, de equipos modestos, como la Real Sociedad de San Sebastián, por ejemplo. Ay, no, pido perdón, debí de ser políticamente más correcto, de Donosti, joder, arriau la cabra… Del Aleti del Bocho o Botxito, de la Albión rubia, del Villarreal, con esa maravilla que va a ser, casi ya lo es, el andaluz Baena, del lugar donde viven las almas, Almería.

Eso es lo que hay familia, sólo el fútbol es capaz de poner de acuerdo a los españoles hoy por hoy, capaz de empuñar millares de banderitas españolas, esa reciente, potente, fortísima religión laica que las masas han abrazado libremente. No nos regocijamos de ello, pues es poco religioso, o al menos, lo parece, algo que se juega con los pies y que aún no tiene Vaticano real. ¿Será Madrid o Barcelona el nuevo templo donde habite su primer pope?

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