La hucha necesaria

03 de noviembre 2024 - 06:00

El viernes estuve oyendo el programa de Alsina. El periodista de Onda Cero es un hombre de una gran sensibilidad, sentido del equilibrio y amor a la libertad, la justicia y la solidaridad. Quiso hacer su programa sobre el terreno, que se dice. Y consistió, sencillamente, en abrir el micrófono a todo aquel que pasaba por allí, las víctimas de la catástrofe, los testigos. Nadie que haya oído ese programa puede permanecer insensible. Las voces doloridas, enlutadas, tristes de las personas que iban hablando a los micrófono de Carlos Alsina hacían crecer en mí la necesidad de ayudar, participar en la reconstrucción, dar un testimonio de amistad y vecindad con los valencianos, que nunca parecían ciudadanos de otra autonomía, gentes que hablaban con otros acentos u otras palabras, no, para nada, eran como los vecinos de mi calle, los amigos de toda la vida. Digo que si estuvieran más cerca, yo mismo iría para meter el hombro en lo que fuera posible y yo pudiera. Pero es que luego he visto en el Diario la colección de fotos de la acción de las tormentas en San Fernando. Donde llegó la desgracia hizo de las suyas. Y aquí estamos nosotros esperando desde ya a que nos digan qué podemos hacer, cómo podemos hacer. En San Fernando, en Jerez, en los pueblos devastados de Valencia o Castilla la Mancha. No sé si dejarán a Sánchez que detraiga una buena tajada del dinero que ha exigido el independentismo catalán para apoyar los presupuestos del gobierno de la Nación, o si el PNV va a renunciar a parte de sus ingresos forales para acudir a la solidaridad de todo lo perdido, todo lo destruido, todo lo arrasado en la España que ha recibido la desgracia de la DANA. Esto forma parte de la conciencia individual y por eso me gustaría llevar algún dinero a la Hucha que debería ser ya España, en donde se recogieran los fondos de la reconstrucción, los fondos de la solidaridad. Y que ese dinero se repartiera entre tantos damnificados, tantas familias que han perdido a sus seres queridos y al esfuerzo de toda una vida, que era su casa, eran sus muebles, eran las cuatros cosas que vivían con él. Espero, pues, muy pronto, un número de cuenta corriente solidaria, una institución, algún garante -organismo, institución- que nos diga en donde podemos poner el dinero que podamos y queramos entregar a esa Hucha de la Solidaridad, que debería ser España, toda España sin excepción. Porque hay un trecho muy grande entre lo actual y lo que fue hasta hace unos días. Que no quede el cielo y la tierra tan sólo para quienes han enterrado a sus muertos y, además, han perdido casi todo. Y para quienes han perdido casi todo. Un millón de españoles, a diez euros, son diez millones de euros.

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