El Alambique
Belén Domínguez
Ni ilusos ni bobos
El Alambique
No sé hasta cuándo aguantaremos, pero por ahora me parece que la capacidad para creer e ilusionarse del ser humano es enorme. Así como en la niñez nos encantaba creer en el Ratoncito Pérez o los Reyes Magos, ahora seguimos intentándolo con todo aquello que pasa por nuestras pantallas. Hay cuentas que muestran recetas aparentemente exquisitas que necesitan pocos ingredientes y poco esfuerzo; otras ofrecen recomendaciones rápidas y fáciles, trucos de limpieza que acabarán con la grasa incrustada en la base de las sartenes o maneras de sembrar una fruta en una maceta y obtener rápidamente una planta llena de flores y frutos. Otras, más sofisticadas, juegan con la Inteligencia Artificial para ofrecer animales gigantescos encontrados en las playas, como un enorme pulpo de hipnotizadores tentáculos o un supuesto efecto atmosférico que muestra un agujero inquietante en el cielo canario. Y caemos en ello una y otra vez, queremos creer que es cierto, con una ingenuidad que hace que caigamos también en las manipulaciones de expertos timadores que solo pretenden acabar con nuestros datos o con el contenido de nuestra cuenta bancaria. Hay timos absurdos y burdos, pero de otros cuesta mucho defenderse. Luego viene la desilusión, plantas quemadas, recetas incomestibles y, sobre todo, una sensación de fondo de que nos han tomado el pelo.
Como contraste, me encanta ver algunos comentarios en estas entradas, gente sencilla que simplemente dice que son trabajadores del campo y que jamás han visto que determinada planta se desarrolle con tanta facilidad, advierten de efectos secundarios tras los remedios caseros o solo insisten “no se lo crean, por favor, no se lo crean”. Avisos que nadie oirá, apenas granos de arena en una bola de mentiras.
Tanta ilusión e ingenuidad se van transformando en cinismo y escepticismo. La duda es qué efecto producirá a largo plazo esta constante manipulación de la realidad. No sé si nos convertirá en seres descreídos incapaces de confiar en nada (y esto es peligroso porque igualará la ciencia a las patrañas) o, por el contrario, nos hará aún más vulnerables y fáciles ante la realidad adulterada.
También te puede interesar