El infiltrado

17 de febrero 2025 - 10:29

A veces las cosas pasan por un motivo especial, eso que los cultos han dado en llamar serendipia. No podemos negarlo: lazos invisibles plenos de casualidad que unen el pasado, el presente y el futuro se nos aparecen detrás de una esquina. Algo así me ha sucedido cuando este fin de semana pude ver "La infiltrada" de Arancha Echevarría, la obra ganadora del Premio Goya a la mejor película de este año. El género "ETA" había sido tratado en otras ocasiones, desde el magnífico largometraje "Días contados" a la espectacular serie "Patria".

Disfruté mucho de esta película española que no cae en los atávicos errores de las películas españolas. Ofrece un impresionante reparto que nos ha regalado unas actuaciones esplendorosas: desde la impresionante Carolina Yuste, que encarna a Arantxa -la infiltrada- a Luís Tósar -el inspector jefe Andrés-. Además, dejaron sobre la mesa dos maravillosas interpretaciones secundarios de lujo como el algecireño Víctor Clavijo o el gallego Diego Anido, haciendo de… Diego Anido. Es decir, "su" papel de peligroso psicópata y perturbado que pone los vellos de punta, como ya hiciera en "As bestas" y en "Rapa".

No me ha extrañado nada, por otro lado, que los cráneos privilegiados que votan en los Goya le quitaran protagonismo a una película incómoda y españolista según para quién, y le dieran el premio ex aequo junto a "El 47", protagonizada, por el grandísimo Eduard Fernández. Mucho se habló, también, de los agradecimientos realizados por María Luisa Gutiérrez, productora de "La infiltrada", quien con total acierto dijo en la gala de los Goya que "La memoria histórica es también para la historia reciente".

Le película no elude lugares indeseados para los patriotas de todo cuño: las palizas a los presos, Intxaurrondo, el expolio de los fondos reservados, el GAL, pero lo hace desde un punto de vista superior, el que discierne el bien del mal; el que determina la democracia frente al terrorismo. También ofrece una visión romántica del movimiento terrorista de liberación vasco a tráves de los ojos no tan inocentes del etarra Kepa.

Con esta magnífica película se restituye en parte a las víctimas de ETA y, sólo por eso, molestará y mucho a Sánchez y a los socios de Sánchez, esos que buscan lucrarse mientras proclaman sus deseos independentistas (justo lo mismo que hacían los extorsionadores etarras, por cierto). Yo me alegro y mucho de esa molestia. Qué menos. Así tienen un mínimo castigo los miserables de Junts (y los partidos de izquierda que los apoyaron) que han infiltrado en el Congreso de los Diputados a Mohamed Houli Chemlal, yihadista condenado por participar en el atentado de Barcelona (16 muertos y más de 300 heridos), para insultar al Estado afirmando que los servicios secretos habrían permitido actuar a su célula como medio para combatir el independentismo.

Un terrorista infiltrado vomita heces en el Parlamento de la nación al tiempo que una policía "infiltrada" recibe gloria y honor en los cines y salones de toda España. He aquí la triste realidad de este país sin filtros capaz de lo mejor y de lo peor.

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