La Isla del amor

Leo con una sensación que mezcla una buena porción de asombro con un punto de diversión y un bastante de 'deja vu' la noticia de la detención en San Fernando de una mujer por "estafas románticas" y blanqueo de capitales, en una red que operaba por internet. En realidad lo de los engaños amorosos no es nuevo; lo que pasa es que las artes que se gastaba, por ejemplo, don Juan no tenían, digamos, ánimo de lucro sino de pura lujuria y vanidad masculina. Esta técnica 'on line' se parece más a lo que siempre se ha conocido como braguetazo o relaciones de conveniencia, pero sin llevar aparejado ningún compromiso. Lo de la detenida es más bien un braguetazo virtual que no impone el contrapeso de soportar a un compañero o compañera durante toda una vida o parte de ella.

Lo de 'deja vu' viene porque La Isla se viene destacando en los últimos tiempos por albergar numerosos ejemplares de estos ladrones de guante blanco, que no se manchan las manos pero aún así rompen corazones, ilusiones y esperanzas. Las redes cibernéticas son manejadas con inusual pericia, al parecer, por algunos de nuestros conciudadanos, lo que, por el lado bueno, hace que haya también estupendos representantes isleños en las ciencias y artes digitales, con ejemplos conocidos por todos.

Es verdad que estos estafadores necesitan de la colaboración voluntaria pero inconsciente de personas necesitadas de ese amor que desde el éter se les ofrece como un gancho para su soledad o necesidades afectivas. Nos parecería así que este tipo de delincuencia, que en principio semeja sólo una manera ingeniosa de ganarse bien la vida sin doblarla, no es tan dañina porque no hay violencia. Sólo requiere que detrás de ella haya tipos, y tipas, desalmados y practicantes del individualismo egoísta que caracteriza a los malhechores.

Tal vez no sea la intención de los actores policiales y judiciales que han intervenido en esta detención, pero a mí no me cabe duda de que la calificación de su delito debería ser la de robo con violencia, con mucha violencia, ya que el arma utilizada ha sido el amor.